El entrenador del Barcelona, Luis Enrique Martínez, ha asegurado que el partido de mañana ante el Eibar, el último que dirigirá en el Camp Nou, no lo afronta de manera especial ya que "el próximo año" estará "en la grada con todos los culés".
El preparador azulgrana ha eludido la nostalgia -"aunque sí tendré algo de morriña", ha dicho- en la previa del último partido liguero, en el que espera despedirse del Camp Nou con el título bajo el brazo.
Para ello, su equipo deberá sumar los tres puntos ante el Eibar y esperar que el Real Madrid, líder de la competición, pierda ante el Málaga, una "carambola" que no le quita el sueño al técnico del equipo azulgrana. "La manera de afrontar el partido es centrarte en el trabajo. El único objetivo es ayudar al equipo para conquistar los tres puntos y, si luego se da la carambola, a celebrarlo y sino a felicitar al equipo campeón. Hay que ganar con buen fútbol y que la gente se lo pasé bien", ha afirmado.
Luis Enrique ha matizado que no le da igual el encuentro del Real Madrid, si bien ha puntualizado que "no tiene sentido estar pendiente y preguntando" por el resultado.
Interrogado por si en el vestuario azulgrana son optimistas ante una eventual derrota del Real Madrid en La Rosaleda, el asturiano ha reconocido que "son semanas diferentes a la de otras temporadas", cuando el Barcelona dependía de sí mismo para cantar el alirón, algo que, según ha subrayado, demuestra que su equipo no ha estado "al nivel".
Asimismo, Luis Enrique se fía de la "profesionalidad" tanto del entrenador del Málaga, Míchel González, como de los jugadores con vistas a mañana.
Sobre el encuentro contra el Eibar, ha advertido de su "presión avanzada" y ha recordado que el equipo vasco se juega completar la mejor temporada de su historia en la Primera División.
En cualquier caso, el de mañana será un partido diferente para Luis Enrique, que se sentará por última vez en el banquillo del Camp Nou, una circunstancia que el técnico afronta con naturalidad. "Yo no me voy. El año que viene estaré en la grada con todos los culés. Agradecer lo afortunado que he sido como jugador y entrenador. Tengo un sentimiento de mucho cariño a Cataluña, mi mujer es catalana y mis tres hijos también. Solo tengo palabras de agradecimiento. He intentado devolver la confianza con mi trabajo y siendo el máximo de simpático", ha bromeado.
En este sentido, ha subrayado que el partido de mañana "no es una despedida, sino un hasta pronto" y ha prometido que el año que viene estará presente en "muchos partidos" sentado en su asiento del Camp Nou.
Por ello, Luis Enrique no prevé dirigir unas palabras a los aficionados una vez termine el partido, a pesar de la decisión del club de desplegar una pancarta dedicada a él en una de las gradas laterales del estadio.
El último partido de Luis Enrique coincide con el 25 aniversario de la final de Wembley'92, donde el Barcelona conquistó su primera Copa de Europa tras superar al Sampdoria.
El entrenador azulgrana, que entonces militaba en las filas del Real Madrid, ha dicho no recordar ese día, si bien ha destacado que cambió la historia del club. "Si no me acuerdo lo que pasó hacer tres años, imagínate hace 25. Es evidente que es una efeméride muy importante para el club y es evidente que son merecidos esos homenajes", ha concluido.