Día de fiesta en el Manzanares antes de la Champions con sonrisas en el rostro de los niños y niñas presentes en el Vicente Calderón en su día. A buen seguro que los rojiblancos más jóvenes pasaron una tarde inolvidable en el estadio de su equipo, pero a la hora de comparar la felicidad de los más pequeños y la de Simeone quizá se podría hablar de un empate técnico.
Al Cholo le salió todo o casi todo: rotaciones, marcador amplio para hacer cambios, sensaciones positivas y hasta pudo permitirse el lujo de sacar a Cerci a quince minutos del final para la alegría irónica de los presentes. El italiano sería actor de una película tragicómica en la recta final.
Con Gabi y Koke en la grada por decisión técnica y sanción, respectivamente, el Cholo fortaleció la medular con una pareja inédita formada por Thomas y Giménez. Ellos cortarían el juego para que en ausencia de Griezmann (banquillo), Gaitán, Carrasco, Correa y Torres dieran el último empujón hacia el gol. Los dos argentinos acumularon una asistencia cada uno, Carrasco fue la estrella con los dos primeros goles y sólo Torres se quedó sin marcar en su día gracias al acierto de Sirigu en sus duelos con el ‘9’.
En la previa del Leicester-Atlético, el Atlético goleó para mantener la tercera plaza y lo más importante, aparte de la victoria, dejó la portería, una vez más, a cero. Sólo faltó la guinda del cuarto con dos penas máximas, pero Carrasco y Thomas, que no dejó lanzar el penalti a Cerci, se encontraron con Sirigu. El Atlético y los once metros…
Carrasco, a falta de Griezmann
Yannick Carrasco fue el gran protagonista de la primera parte y a la postre del encuentro con una actuación decisiva en la mayor parte de los casos y desesperante en los menos, pero habituales momentos en los que hace difícil lo fácil. Aún así, el Calderón sabe cómo es una de sus perlas más jóvenes y sólo por el 1-0 en un partido sencillo y atascado a la vez, nadie le discutió nada al belga.
Osasuna no arrancó mal su desempeño futbolístico en la ribera del Manzanares. El equipo rojillo estuvo más o menos ordenado y con poca sensación de nerviosismo del minuto uno al quince. En ese cuarto de hora, Godín tuvo que poner el cerrojo ante las acometidas por velocidad de Sergio León. El uruguayo sostuvo el inicio rojiblanco sin demasiados apuros y una vez pasado el cuarto de hora de juego, el choque se decantó de lado local.
Giménez y Thomas hicieron de coches escoba en el centro del campo y una vez recuperado el balón, la indicación era sencilla: buscar a Correa y Carrasco. En el caso del argentino su participación fue de más a menos, todo lo contrario que en el lado del belga. Yannick fue cogiendo soltura por banda izquierda y fue cosechando faltas y más faltas hasta que logró el espacio suficiente para irse hacia el centro y disparar con la derecha al palo diestro de la portería de Sirigu. El tanto fue muy parecido al que logró ante el Valencia la temporada pasada.
Gracias a la ventaja, el Atlético terminó de asumir el control total del balón aunque estuvo fallón a la hora de encontrar rematadores en los centros desde las bandas y precisión en los balones filtrados. Torres tuvo la más clara antes del descanso, pero el Niño buscó picar el balón cuando lo más sencillo era disparar con potencia. El Calderón aceptaba el 1-0 a la espera de más goles en la segunda parte.
Dos goles, Cerci y dos penaltis fallados
La segunda parte fue muy plácida para el Atlético de Madrid, pero a la vez se convirtió en un carrusel de acontecimientos que el Calderón se encargó de disfrutar y sufrir. La alegría llegó con dos goles más y la rabia se materializó con dos penaltis fallados en la recta final y en un solo minuto.
Nada más reanudarse el partido, para qué esperar más pensaron Gaitán y Carrasco, los madrileños dejaban encarrilado el partido con el pase del primero y el cabezazo del segundo. Primer ataque y gol. Ahí moriría el partido y empezaría a surgir otro choque en el que el Calderón se dedicó a pasarlo bien. El único que vio peor la situación fue Torres que tuvo dos claras y volvió a irse al banquillo sin marcar.
Antes de los cambios llegó el 3-0 de Filipe y con mucho tiempo por delante, Simeone movió ficha. De inicio quitó al goleador brasileño para meter a Savic y variar la defensa. En segundo lugar, la afición tuvo tiempo para dar ánimos a Torres y premiar el regreso de Tiago. Y por último apareció Cerci y con el italiano la locura. Gaitán, dejó su sitio al transalpino tras un partido en el que demostró su calidad y su intermitencia.
Locura Cerci
En la fiesta de Cerci participaron casi todos menos Osasuna, que deambulaba por el campo esperando a que el partido acabase. El 4-0 se veía venir, pero no llegaba y el Calderón quería un gol de Cerci. Cuando la afición vio el primer penalti sobre Correa lo tuvo claro. Carrasco se interpuso para evitar el lanzamiento del italiano y después sería Sirigu el que dejaría al belga sin gol.
Un minuto después, otro penalti más y esta vez el Calderón se pronunció claramente. Más de 50000 personas y toda la plantilla del Atlético querían darle el balón a Cerci. Todos menos uno: Thomas. Nadie convenció al ghanés que amarró el balón y sólo lo soltó para tirar el penalti. La carita de Cerci era la de un niño sin su juguete. Sirigu lo paró y el Calderón ya no sabía si reír o llorar. Lo mismo le pasaba a Alessio.
Más allá de la cómica e irónica trama final del partido, el pitido final llegó y el Atlético de Madrid sigue en plena racha de resultados y de sensaciones. De su regularidad y de lo que ocurra en Leicester dependerá que los buenos presagios se hagan realidad.