En Can Barça están de pesca. Tras la grave lesión de Aleix Vidal producida el pasado sábado en en Mendizorroza, los azulgranas se han puesto manos a la obra para fichar a un sustituto del lateral derecho catalán.
Con la normativa vigente, el Barcelona solo tiene dos opciones: fichar a un jugador de la Liga o incorporar a alguien que esté sin equipo.
Roberto Fernández, director deportivo del Barça, tiene apuntados en su agenda varios nombres de laterales derechos que juegan en la liga española. Gustan Mario Gaspar –el lateral internacional del Villarreal–, Cancelo –muchos dicen que el Barça tiene perfilado un acuerdo con el luso para la próxima temporada– o Míchel Macedo –el brasileño de la Unión Deportiva Las Palmas se ha destapado esta temporada como uno de los laterales más productivos en ataque–.
Pero, sin duda, hay un jugador en la lista de Roberto que está señalado en rojo. Un jugador por el que suspira desde hace tiempo Luis Enrique, y al que el técnico asturiano conoce a la perfección. Se trata de Jonathan Castro, más conocido como Jonny. El lateral de Matamá de 22 años dejó prendado a Lucho cuando ambos coincidieron en el Celta. Tras un inicio complicado –Luis Enrique apostó por Toni por delante de Castro–, el internacional sub 21 se rehízo, se ganó el puesto a base de trabajo y se convirtió en un pilar clave en el esquema del gijonés.
Luis Enrique valora la polivalencia del joven jugador del Celta –es diestro pero puede jugar en ambas bandas, de hecho en el conjunto olívico su demarcación habitual es lateral izquierdo–, su potencia –tiene un tremendo tren inferior–, sus cualidades defensivas -pegajoso en la marca, es muy difícil de superar en el uno contra uno- y su progresión año a año en el apartado ofensivo. Su punto débil son los fallos de concentración: en ocasiones tiene errores que cuestan caro a su equipo. En la agenda de Lopetegui, Jonny, a pesar de su juventud, acumula ya 100 partidos en primera.
El canterano del Celta tiene contrato hasta 2019 y una cláusula de rescisión de 14 millones de euros. Tras la lesión de Aleix, Jonny se ha convertido en una obsesión para Luis Enrique.
Celta y Barcelona, cuyas relaciones institucionales no pasan por su mejor momento –en Vigo consideraron una traición el fichaje de Anwar, un canterano celeste– y no gustó nada el trato de la directiva del Barcelona en el Caso Nolito –Luis Enrique quería a toda costa al andaluz, pero los culés no quisieron abonar los 18 millones de su cláusula de rescisión e intentaron presionar al jugador para que forzara su salida–, vuelven a cruzarse.
La directiva olívica ya ha declarado intransferible a Jonny. Los azulgranas, de nuevo con las manos atadas por el límite salarial, deben buscar fórmulas alternativas para cumplir los deseos de su entrenador.
¿Conseguirá esta vez pescar en la Ría de Vigo el conjunto azulgrana?