El Atlético reivindica con una manita al Betis el "partido a partido" (5-1)

No se atascó el Atlético de Madrid en un partido en el que tenía, según algunos, poco que ganar y mucho que perder. Fue un día de cantera en el Calderón y de volver a recordar, por si hacía falta, que los hombres del Cholo van "partido a partido", sin distracciones con parones o con previas europeas.

Los centrales, de la casa, Lucas y Monsalve. El delantero y goleador, el ‘Niño’ bonito de la afición rojiblanca, Fernando Torres. Y Thomas cerró el choque. A Simeone le salió perfecta la jugada y no sólo ganó sino que siguió sumando guerreros con ADN rojiblanco para la causa. Los colchoneros se van a plantar en el Camp Nou con la segunda plaza liguera, la moral y las ganas intactas.

Torres se gana un sitio

El resultado de 2-0 al descanso fue la mejor manera del Atlético para borrar una primera media hora para olvidar. Ni locales ni visitantes ofrecieron nada que levantara a los aficionados de sus asientos en los primeros 30 minutos, pero en esas que apareció Fernando Torres para romper el 0-0 en el 35’.

Torres quiere renovar y Simeone quiere goles. La situación está muy clara y si el primero responde a lo que le pide al segundo, el club se verá obligado por presión social y futbolística a ofrecerle otro contrato a su ‘9’. Fernando tenía ante el Betis la posibilidad de seguir reivindicándose y lo hizo como requerían las expectativas.

Si el pase de Koke fue bueno, la definición de Torres para el 1-0 fue inmejorable. Como al él le gusta, como dio a España una Eurocopa, pero a pierna cambiada, el ‘Niño’ levantó la pelota con el exterior por encima de Adán con un toque lleno de clase y abrió la lata para los suyos. Golazo de la cantera con pase y gol marca de la casa.

El tanto inicial fue el mejor remedio para despertar del letargo al Atlético. Todo lo contrario le pasó a Adán ya que el portero del Betis se tragó un pase de Griezmann para Koke que acabó en el interior de la portería para sorpresa de todos. Ni era la intención de Griezmann, ni Koke quiso engañar al portero no llegando al balón, ni mucho menos el guardameta bético quería ver el balón entre sus piernas, pero así fue y en cinco minutos, el choque se decantó para los locales.
Mientras el 2-0 lucía en el marcador, la defensa del Atlético, mermada sin Godín, Savic y Giménez, vivía tranquila con la solvencia y los pocos apuros que pasaron Lucas y Monsalve.

Festival de goles y manita

Cuando el Atlético se suelta hay pocos conjuntos que le puedan parar y el Betis se vio incapaz de sujetar a un equipo que en la segunda parte terminó de darse un festival pre-Champions.

No tardaría demasiado el equipo de Simeone en dar la puntilla a la contienda y lo haría ya sin Torres en el campo. El ‘9’ se marchó ovacionado por su hinchada y por Simeone que decidió poner en el campo a Correa. Fernando ya no estaba en el campo, pero todavía quedaba un Torres, Juanfran, y el lateral, que marcó el penalti decisivo ante el PSV en Champions, puso el 3-0 en el 64’ a pase de Correa. Desatados.

Con el partido en las manos de los locales llegó el fallo menos triste de los que se recuerdan en el Calderón. Oblak, autor de un paradón en los inicios de la segunda parte, tuvo un error tonto a la hora de hacerse con un centro al área y Rubén Castro anotó el único gol bético. Puestos a elegir, mejor fallar con 3-0 que con otro resultado apretado. Hasta en eso está acertado el esloveno.

Sin embargo, no le duró mucho la alegría al Betis ya que Griezmann aún tenía más hambre y cuando el francés tiene la portería enfilada poco importa el rival y la comodidad del marcador. Correa y el galo se plantaron ante Adán y el pase de la muerte del argentino lo materializó con algo de fortuna el ‘7’ atlético. Otro tanto para añadir a su cuenta particular y aún le quedaba otro regalo más, un pase de gol, en esta ocasión a Thomas. 5-1 y más protagonismo de la cantera. Todo a pedir de boca en la ribera del Manzanares.

Fueron cinco que pudieron ser más, pero lo importante ya estaba conseguido. El Atlético se marchó a casa con la segunda plaza liguera afianzada y con una hinchada que obligó a los jugadores a salir al terreno de juego nuevamente para recordarles y cantarles algo: "La Liga de Campeones es nuestra obsesión". El próximo rival, un miura, ya espera a los guerreros del Cholo.