Rafa Benítez hizo las maletas en enero dejando al Real Madrid a dos puntos de un Barcelona que tenía un partido pendiente ante el Sporting. Menos de dos meses después, el Madrid está a nueve puntos del líder, que en realidad son diez por el goalverage perdido tras el 0 a 4 del clásico del Bernabéu. El problema de este Madrid, el que va camino de ganar una liga de las últimas ocho, no está exclusivamente en el banquillo. Está en el terreno de juego donde no se puede salir como si no te fuera la vida en ello. Da igual el técnico que tengas si hay falta de hambre en los jugadores.
Ya tienen la coartada perfecta para centrarse en la Champions League. Algo indigno del Real Madrid. Vuelven a tirar la competición de la regularidad para jugársela a una sola carta. Si la ganan, entrarán en la historia como pasó en Lisboa. ¿Y si no lo hacen? ¿Quién asumirá las necesarias responsabilidades? Eliminados de la Copa, a diez puntos del Barcelona y sin un partido interesante hasta el mes de abril con la ida de los cuartos de final de la Champions.
Y es que los jugadores del Madrid no pueden ni despedirse de la Liga afirmando que hicieron un buen partido en Málaga. Más bien lo contrario. El mejor de todo el encuentro fue Keylor Navas que dio un recital de paradas, recordando al guardameta que tapaba con sus intervenciones las carencias del Madrid de Benítez. El costarricense, la mala puntería de Juanpi, Cop, Horta y el árbitro, imposibilitaron la victoria del Málaga. Una victoria que hubiera sido más que justa. Ronaldo, Isco, Modric, Kroos, jugadores del máximo nivel, fueron arrasados por un equipo que está undécimo en la tabla, sin peligro por descender y sin muchas aspiraciones a meterse en Europa. Aun así, fueron más agresivos, intensos y ambiciosos.
Los jugadores se despidieron de la liga sin enseñar la garra del que ve perder el campeonato pero no quiere que suceda. No había nadie que alzara la voz, recordara al resto que la liga se escapaba y que tenían que dejarse el alma en el partido. No es cuestión física, es una cuestión de compromiso. De compromiso por la camiseta que visten, los aficionados a los que representan y el orgullo de un club que va camino de dejar escapar otra liga que últimamente siempre acaba en las mismas vitrinas.
La llegada de Zidane ha traído alegría a los aficionados del Real Madrid en el Bernabéu. Por televisión y en Liga, han visto como el Betis y el Málaga rascaban un empate y el Granada no hacía lo mismo de milagro. Como ha pasado en decenas de ocasiones en las últimas temporadas, el Real Madrid no salió enchufado y por eso el Málaga pudo presionar con peligro arriba. Ramos y Nacho no tenían una salida clara de la pelota, Kroos dio un millón de pases con un 100% de efectividad pero todos eran intrascendentes. El alemán no era importante en ataque ni tampoco en defensa donde era un lastre y su compañero, Modric, desde su partidazo ante el Granada, está bajando mucho su nivel. Con estos ingredientes, el Málaga consiguió tres ocasiones muy claras para adelantarse en el marcador. Juanpi tiró a las manos de Keylor Navas un mano a mano tras un falló de Kroos y Ramos. Horta se resbaló cuando sólo le faltaba batir a Navas después de un robo de un portentoso Camacho. Y a Cop le pasó algo parecido pero en su ocasión, primero Keylor con las piernas, y luego Ramos bajo la línea de gol, evitaron el tanto del Málaga.
Y en estas apareció Ronaldo para marcar el 0 a 1. Fue en un fuero de juego claro tras una falta lateral botada por Kroos. No había lugar a la duda. Como tampoco la hubo un minuto después en el pelanti de Albentosa sobre el propio Ronaldo. El luso tuvo en sus botas poner una distancia considerable pero Kameni le adivinó las intenciones. Fue un respiro para el Málaga que veía como su trabajo no se desperdiciaba en dos minutos.
El Madrid no espabiló. No tuvo control desde la posesión, velocidad en el juego ni agresividad sin la pelota. Los principios de Zidane no se cumplían. No había ni contraataques peligrosos. Tampoco hubo reacción tras el descanso. SI hubo continuidad por parte del Málaga que empató gracias al tanto de Albentosa. El central estaba sólo en el segundo palo. Nadie le cubría ni a él ni a Wellignton quien le dio el pase. De central a central. Y tampoco hubo reacción tras el tanto del Málaga. El Madrid era un zombie esperpéntico. Parecían saciados de títulos cuando no engullen un título desde el mundialito de Marruecos.
Keylor evitó una derrota que hubiera supuesto una imagen aun peor pero que hubiera significado lo mismo porque la Liga, salvo milagro, está sentenciada. Está vez se ha decidido en Febrero y no en diciembre como pasó con José Mourinho, otro entrenador que no valía para el Real Madrid.
Ficha técnica:
Málaga, 1: Kameni; Rosales, Albentosa, Weligton, Torres; Juanpi (Duda, m.88), Camacho, Recio, Horta (Fornals, m.63); Cop (Santa Cruz, m.80) y Charles.
Real Madrid, 1: Keylor Navas; Carvajal, Sergio Ramos, Nacho, Marcelo; Kovacic, Kroos, Modric, Isco (James Rodríguez, m.74); Cristiano Ronaldo, Jesé (Lucas Vázquez, m.60).
Goles: 0-1, M.32: Cristiano Ronaldo. 1-1, M.66: Albentosa.
Árbitro: Iglesias Villanueva (Comité Gallego). Mostró tarjeta amarilla a los malaguistas Torres (m.1), Weligton (m.34), Juanpi (m.40), Camacho (m.55) y Kameni (m.89), y a los madridistas Marcelo (m.24) y Modric (m.70).
Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima quinta jornada de la Liga BBVA, disputado en el estadio de La Rosaleda ante unos 31.000 espectadores.