El Madrid es una constelación de estrellas, lleno de jugadores mediáticos y en el que muchos podrían pasar por distintas pasarelas. Pero es curioso, quizá su mejor jugador no es alto, ni fuerte, no tiene las abdominales más marcadas del equipo, ni siquiera puede decirse que sea especialmente atractivo. Tampoco es el que más anuncios rueda. Ni falta que hace. Su exquisita calidad, la manera de ver el fútbol, su inteligencia en el césped y su tremenda pasión, le hacen un jugador único. Luka Modric da lecciones de fantasía cada fin de semana. No se suele prodigar el croata en el arte del gol, él es más de asistir, de facilitar. Pero este domingo en Los Cármenes tuvo que multiplicarse para mantener vivo el sueño liguero de su equipo. Un golazo del genio croata dio al Madrid tres puntos, que por juego no mereció.
Otra vez mala puesta en escena
Una vez más, el Madrid se vio superado por el rival en el arranque de partido. El Granada salió más enchufado, más intenso, y desactivó, ya de salida, a un conjunto merengue que llegaba, supuestamente, con la lección aprendida del partido del Villamarín ante el Betis, donde se dejó dos puntos por su mal inicio de partido.
Nada más lejos de la realidad. Sandoval dio una lección de laboratorio. El técnico de Humanes tenía muy estudiado al Real Madrid y sabía como hacerle daño. Con un sistema bien diseñado de marcas pegajosas individuales, consiguió incomodar la circulación de balón merengue. Además, en ataque, con los balones largos a la espalda de los centrales buscando la velocidad de Peñaranda y con Success como cuchillo afilado por el costado derecho, llegaba muy fácil a la frontal del área blanca.
El Madrid iba a tirones. Solo Modric y Benzema daban la cara en un equipo en el que, con Cristiano e Isco desaparecidos, James y Kroos se dejaban ver a cuentagotas. Cuando el alemán echaba una mano a Modric en la construcción, el Madrid salía de la asfixiante presión del Granada y se asomaba con peligro por el área de Andrés Fernández, sobre todo aprovechando el buen recurso táctico de Zidane de meter a James en el costado derecho para generar un hueco a la espalda de Foulquier, al que entre el colombiano y Carvajal volvieron loco en la primera parte.
El gol era un jarro de agua fría para el Granada, pero los de Sandoval siguieron a lo suyo. Peñaranda -a sus 18 años el jugador del Watford deja detalles de crack- volvía loco a Carvajal y Success seguía siendo un martillo pilón para Marcelo. A los granadinos les faltaba claridad en los últimos metros para sellar su buen fútbol en ocasiones claras de gol.
El guión no cambia
Tras el paso por los vestuarios, el Madrid salió algo más enchufado. Mayor velocidad en la conducción de balón le permitía zafarse de la presión nazarí. Benzema perdonaba el 0-2 tras un pase de dibujos animados de Modric al espacio que dejó solo al galo ante Andrés. Una mano salvadora del ex de Osasuna mantuvo con vida al Granada. La mejoría del Madrid fue ficticia. Los de Sandoval seguían llegando muy fácil a 3/4, pero en esta segunda parte comenzaban a acertar con el pase final. Barral, Success y Peñaranda rozaron el gol.
- El árbitro echa un cable al Granada
Como durante toda la temporada, la falta de instinto asesino y los fallos individuales en defensa, penalizaban al Granada. Tuvo que ser el árbitro del partido, Gil Manzano, el que echara una mano a los rojiblancos. Manzano le robó el balón a Modric dejando una contra mortal a pies de Rochina -enorme segunda parte del ex del Blackburn Rovers- que vio el desmarque de El Arabi que ante la salida de Navas definía muy bien.
El gol mató al Madrid
El gol dejó groggy al Madrid. Los fantasmas del pasado -una victoria en sus últimas cinco salidas-, la ansiedad y un Granada al que el gol insufló oxígeno -los de Sandoval mantuvieron la intensidad en las marcas hasta el final- dejaron al conjunto de Zizou contra las cuerdas. Los cambios -entraron Jesé y Kovacic por James e Isco- no funcionaban. En los últimos minutos, incluso, se pasó por alto uno de los principios de la filosofía zidaniana -no rifar jamás un balón en largo-.
Todo parecía negro. Si caía el segundo, el Granada opositaba con mucha más fuerza. Varane, Marcelo, Cristiano...las imprecisiones se sucedían...cuando apareció Luka Modric para regalar un gol antológico que quitó las telarañas de la escuadra derecha de Andrés -con cierta ayuda de una defensa del Granada que dejó pensar en la frontal a una mente privilegiada- y desatascar a un Madrid, que en el peor día de la era Zidane -circulación con ritmo lento, incapacidad para salir de la presión del rival, autopista defensiva en ambos carriles, equipo partido en las transiciones defensivas, Cristiano ausente tanto en ataque como en tareas defensivas, cambios improductivos,-, salvó dos puntos y la posibilidad de seguir soñando con la Liga.
Ficha técnica:
Granada, 1: Andrés Fernández; Miguel Lopes, Ricardo Costa, Lombán, Foulquier; Rubén Pérez, Fran Rico (Krhin, m.), Rochina; Peñaranda (Dux, m.80), Success y Barral (El Arabi, m.59).
Real Madrid, 2: Keylor Navas; Carvajal (Nacho, m.87, Varane, Sergio Ramos, Marcelo; Kroos, Modric, Isco (Kovacic, m.78); James Rodríguez (Jesé, m.61), Benzema y Cristiano Ronaldo.
Árbitro: Gil Manzano (Extremeño). Mostró cartulina amarilla a los locales Miguel Lopes, Rubén Pérez y El Arabi, y a los visitantes Sergio Ramos y Carvajal.
Goles: 0-1, m.30: Benzema. 1-1, m.60: El Arabi. 1-2, m.86: Modric.
Incidencias: Partido correspondiente a la vigésimo tercera jornada de la Liga BBVA disputado en el Estadio Nuevo Los Cármenes ante 20.000 espectadores aproximadamente. Antes del inicio del choque recibió un homenaje en el césped el nigeriano Odion Ighalo, ex jugador del Granada y actual futbolista del Watford inglés.