El Real Madrid del último año de Carlo Ancelotti y el actual de Rafa Benítez son muy diferentes y para ello solo hace falta echarle un vistazo a las estadísticas.
Táctico, táctico, táctico...
En lo táctico son como el agua y el aceite. Benítez pone mucho más énfasis en el apartado defensivo, no libera a nadie de las tareas de intendencia y está obsesionado con las transiciones ataque-defensa para evitar que el equipo se parta. Casemiro es el hombre clave esta temporada, ya que aporta todo el equilibrio que el conjunto blanco necesita.
La defensa por bandera
El Madrid ha mejorado en el aspecto defensivo, pero, no es oro todo lo que reluce. A pesar de ser el equipo menos goleado de primera división, hay un hecho que es incuestionable. El mejor jugador en lo que va de temporada del conjunto merengue es, junto con Marcelo, Keylor Navas.
Este año el Madrid ha ganado varios partidos gracias a su guardameta, algo que no ocurrió el año pasado. Nos centramos en el partido de Vigo, muchos madridistas, incluido su entrenador Rafa Benítez, consideran que el Real Madrid jugó una gran primera mitad. Pues bien, en esos primeros 45 minutos el Celta tiene, ojo, hasta cinco ocasiones clarísimas de gol -paradones de Navas ante un tiro de Orellana, un remate a bocajarro de Aspas, un cabezazo del Tucu Hernández, un disparo envenenado con bote incluido justo delante de la cara del portero tico de Jonny y un disparo de Nolito desde su perfil preferido que se fue alto-.¿Cómo puede considerar un equipo como el Real Madrid que realiza un buen primer tiempo cuando tu rival convierte en leyenda a tu portero?
Es verdad que el Madrid hizo 10 minutos extraordinarios en el arranque, pero luego el Celta consiguió encontrar vías para llegar con peligro y si no llega a ser por Keylor Navas el resultado y las sensaciones hubieran sido muy diferentes.
Es curioso que el principal trabajo en el que se ha centrado Benítez, la solidez defensiva, reciba, hace justo una semana, una bofetada como la que le dio, a pesar del resultado, el Celta en Balaídos.
Ancelotti, por su parte, se preocupaba mucho más por conseguir la excelencia ofensiva.
Récord de victorias
En cuanto a números, está es la comparativa a día de hoy entre el técnico italiano y el madrileño. Ancelotti, que llevaba once victorias consecutivas, y ya se había enfrentado al Barcelona, Atlético de Madrid, al Athletic de Bilbao, al Villarreal y al Liverpool en Anfield, sumaba, en todas las competiciones, 12 victorias y 2 derrotas, mientras Rafa Benítez, con un partido menos -el Madrid el año pasado adelantó como el Barça esta temporada, su partido de ida de los 1/16 de Copa del Rey- y habiéndose enfrentado ya al Atlético de Madrid, el Athletic de Bilbao, el Parist Saint Germain y el Celta suma 9 victorias y 4 empates.
Si desgranamos los números por competiciones, encontramos lo siguiente. En Champions Ancelotti sólo sumaba victorias. 3 hasta la fecha. Benítez, invicto, suma dos triunfos y 1 empate. Con Ancelotti el Madrid llevaba 10 goles a favor y 3 en contra. El equipo suma este año en la máxima competición continental 6 goles a favor y 0 en contra.
En la competición doméstica, ambos alzados al liderato tal día como hoy, ambos equipos con los mismos puntos tras 10 jornadas, 24. La diferencia es que el Madrid de Ancelotti ganó ocho partidos y perdió dos, mientras el equipo de Benítez ha ganado siete encuentros, ha empatado tres y sigue invicto. 37 goles a favor y 10 en contra llevaba la escuadra de Carletto, 24-4 la actual.
Las relaciones internas
Además de lo táctico y lo estadístico, en lo que correspondiente a su relación con el vestuario, también hay grandes diferencias entre el técnico italiano y el madrileño. Ancelotti se ganó el cariño de sus jugadores, era visto como un padre, Benítez, por su parte, frío y distante, genera más respeto pero ya ha tenido roces con varios de los pesos pesados de su vestuario. Sergio Ramos, uno de los hombres que más lamentó la marcha de Ancelotti, lidera una revuelta en contra del médico del Real Madrid, el doctor Olmo, un jardín lleno de cactus que deberá sortear el bueno de Rafa.