En una charla entrañable, Amancio, recién llegado de Pamplona donde Ignacio Zoco recibió el último adiós de sus familiares, amigos y personalidades del fútbol, muestra su recuerdo a una amigo que le dejó momentos imborrables. Desde el año 62 hasta estos días, se veían constantemente. En la asociación de veteranos del Real Madrid, charlaban y luego se iban a tomar "su vinito". Pasaron juntos unos años maravillosos. Compartiendo su amor por unos colores, el Real Madrid, Amaro se emocionó cuando recordó las cualidades como persona de Zoco.
Le definió como "un fuera de serie en lo personal". Amable, servicial, nunca decía 'no' a nada, podías contar con él para lo que quisieras, amigo de sus amigos, su perdida, a los 76 años, llega demasiado pronto.
Una historia de otro fútbol vivida por Isidoro San José en sus propias carnes y que dejó marcado al madrileño. Siendo juvenil, San José es convocado por Luis Molowny en el partido de vuelta de la Copa del Generalísimo contra el Granada, con 17 años. Va a Navacerrada y se sienta en el banquillo durante todo el partido. Faltando media hora, se gira Luis Molowny hacía los suplentes, solo le queda un cambio por hacer, mira atentamente a su banquillo y llama a un Ignacio Zoco que estaba viviendo su última temporada en activo. Zoco, que era el legido para saltar al terreno de juego, se acerca a Molowny y le dice "Míster, saca al chaval". Un gesto de generosidad que jamás olvidó Isidoro.
Por su constitución física, muy alto y delgado, al salir con el balón jugado, cimbreaba mucho por lo que un día Di Stefano le llamó Cigüeño. Amancio se apuntó el mote y desde entonces, a Zoco pasó a llamarle Cigüeño.