Jorge Mendes y Peter Lim lo tienen claro. No necesitan director deportivo. Su mercado se reduce a jugadores que sean propiedad del agente portugués. Desde hace un año, Santi Mina cambió su represente de toda la vida por el tiburón de Lisboa.
Mendes no sólo controla una buena parte de las principales figuras del fútbol mundial, también, desde hace años, dispone de una extensa red de ojeadores repartida por todo el Mundo que tienen una misión: detectar mirlos blancos capaces de dar réditos económicos en un futuro.
En galicia, su hombre de confianza, pronto le habló de Santi Mina. Un jugador con un físico bestial para su edad -ahora tiene 19 años-, con un tren inferior potentísimo y un instinto goleador llamativo.
No es muy rápido de movimientos, ni tiene mucha calidad, pero es un jugador al que se le huele algo especial. Una primera zancada muy explosiva, una gran capacidad para el desmarque y un sorprendente gen depredador, convierten a Mina en un delantero de futuro más que interesante. Aunque puede jugar de '9', se encuentra más cómodo partiendo desde cualquiera de los costados. En juveniles, con el Celta, llegó a la final de la Copa de Campeones siendo el máximo goleador. Debutó en primera de la mano de Paco Herrera, cuando tan sólo tenía 17 años.
La temporada pasada, con Luis Enrique al mando de la nave céltica, Mina comenzó a tener protagonismo en el primer equipo. Lucho lo vio rápido desde su andamio de A Madroa. Sani Mina tiene potencial para ser el delantero titular de la selección en un futuro no demasiado lejano. La llegada de Berizzo -el técnico argentino es de jerarquías muy marcadas- frenó su progresión en la primera parte de la temporada. Pero una mala racha que a punto estuvo de costarle el puesto al 'Toto', hizo que Berizzo tuviera que hacer algunos cambios: Orellana pasó a la media punta y Santi Mina se hizo el dueño del perfil diestro del ataque olívico. 4 goles contra el Rayo, destaparon, definitivamente, a Santi para el gran público.
Ahora, con sólo 19 años, abandona la que ha sido su casa desde que su padre, Santiago Mina -un central rudo, de los de antes-, volviera a Vigo tras enamorarse de la ciudad después de jugar durante tres años con la elástica celeste -de 1981 a 1084-.
En el Celta tenían claro que la salida de Mina, antes o después, llegaría. Cuando Mendes se hizo cargo de la representación de Santi, en Balaídos se tiraron de los pelos. Su claúsula de rescisión era de tan sólo 10 millones -al presidente Carlos Mouriño aún le escuece el traspaso forzado por las circunstancias económicas de Denis Suárez al Manchester City por 1,5 millones de euros-, y desde la cúpula de la directiva gallega, llamaron varias veces a las puertas de Mendes para ofrecer un aumento del salario y de la claúsula. La respuesta siempre era negativa.
Con la llegada de Peter Lim al Valencia, Mendes tiene un equipo en España para jugar al Monopoly. Su última edificación es un chalet de primera mano por el que, seguramente, triplique lo invertido. Y de momento ya ha ganado. Se lleva un 1 millón de euros (10% de todo traspaso de algún representado).
Lim y Mendes no acudieron a la presentación del jugador en Mestalla. Seguramente estaban afilando el colmillo en algún rincón del Mundo, satisfechos, al llevarse una perla a un precio de saldo. Igual para la mercancía -Santi Mina-, el cambió no es tan productivo. En Vigo estaba su casa, su entorno, era titular...Sin duda si algo tiene Santi es una mentalidad impropia de un adolescente de 19 años. Esperemos que en la Capital del Turia no se convierta en cola de ratón. Por su bien, y el de la selección española.