Como cada final de temporada las lágrimas de pena y alegría viajaron a lo largo de dos horas de una ciudad a otra, bajo la tensión que supone llegar con la soga al cuello al último examen. Cuatro equipos, Deportivo, Granada, Eibar y Almería, se jugaban la permanencia en la última jornada de la Liga BBVA. Será una noche difícil de olvidar para todos.
Los aficionados de Deportivo y Granada rememorarán el día como el momento feliz de la salvación, los hinchas de Eibar y Almería enjugarán las lágrimas y empezarán a asumir que el año que viene los focos de la Primera División no pasarán por Ipurúa y el Estadio de los Juegos Mediterráneos.
Después de varios giros de los acontecimientos a lo largo de la tarde, los dos equipos que comenzaron la jornada en descenso fueron quienes finalmente no pudieron salvar el último escalón. Porque con el pánico que supone verse al borde del abismo, Granada y Deportivo contaron con el apoyo de la connivencia de sus oponentes. Los granadinos recibían al Atlético, que necesitaba el empate para cerrar la tercera plaza, y entendieron que el mejor plan era dar por bueno el punto y prestar atención a los transistores.
Fue un duelo indolente, de dos equipos conformes con el resultado inicial que llegaron a un pacto de no agresión mientras veían pasar el tiempo. La jugada salió bien porque el desarrollo de los acontecimientos les dio la razón. Bien es cierto que durante algunos tramos de la jornada el Granada estuvo descendido. El Almería necesitaba el triunfo frente a uno de los mejores equipos del torneo, el Valencia, que llegaba apurado para conservar la cuarta plaza frente a la pujanza del Sevilla, y soñaba con un tropiezo del Atlético para asaltar la tercera posición.
Sin embargo, los de Sergi Barjuán supieron adelantarse en dos ocasiones durante el choque para mantener la llama de la salvación encendida. Primero por medio de Thomas, y lugo por mediación de Soriano, los almerienses llevaron la iniciativa en el marcador. Pero los tantos de Otamendi y Feghouli anularon dos veces su ventaja.
Cuando ya sólo quedaba jugársela a la épica, Alcácer hizo el gol de la victoria del Valencia y cerró de un golpe las ilusiones del Almería. De paso, convirtió en estériles los tres goles del Sevilla en La Rosaleda ante el Málaga, que no les sirvieron a los hispalenses para quedarse con la cuarta plaza de la clasificación.
Al igual que el Sevilla y el Valencia, en la parte baja el equipo que hizo los deberes con premura y solvencia fue el Eibar. Los vascos cumplieron con el objetivo y golearon (3-0) al ya descendido Córdoba. Durante muchos minutos, se vieron con la salvación en la mano mientras el Deportivo hacía aguas en el Camp Nou.
Los coruñeses tenían la tarea de puntuar ante el Barcelona y las cosas no pudieron empezar peor. Messi adelantó al Barça al comienzo del choque y aumentó la renta en la segunda mitad. Pero los azulgrana entraron en los festejos del título, en el homenaje a Xavi y en la indolencia de quien ya estaba pensando en otra cosa. Con el Barcelona de brazos caídos, el Deportivo creyó después de un gran gol de Lucas y se encontró con el empate de Salomao. Su tanto dejó a los coruñeses en Primera y envió directamente al Eibar a la Liga Adelante. Un gol que puso el punto final a esta Liga.