La amenaza de huelga planteada por algunos clubes de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) comienza a verse como la opción más segura para encontrar una salida a la encrucijada de de la venta centralizada de los derechos de televisión de los clubes españoles. En la última asamblea de la Liga, los equipos alzaron la voz, con el único voto en contra del Athletic, y exigieron a Tebas que diese un ultimátum al Gobierno antes de tomar otras medidas.
El malestar es creciente por el retraso continúo para aprobar el decreto que permita la venta estos derechos a través de la Liga y no de manera individual. Más aún, cuando la última promesa, que preveía que se tratase la nueva Ley del Deporte en el Consejo de Ministros de este viernes, ha vuelto a ser en vano. El presidente de la LFP, Javier Tebas, tiene la palabra del presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Miguel Cardenal, pero las últimas guerras existentes dentro de los estamentos que rigen el fútbol nacional, con Ángel María Villar a la cabeza, han terminado de enturbiar una situación que ha quedado bloqueada.
Para algunos equipos, esta medida es la única opción posible para salvar una delicada situación económica. Contar con unos ingresos más altos las próximas temporadas es la vía para poder sobrevivir y las presiones hacia Tebas son cada vez mayores. El presidente sabe que no puede contener más la situación y lo más probable es que si en una semana no llega la medida a la mesa del Consejo de Ministros, el fútbol español irá a la huelga. La fecha del posible parón ya está sobre la mesa de Tebas y la decisión se tomará en la asamblea del próximo 4 de marzo.