Es el primer partido del Atlético de Madrid en casa tras la muerte de Jimmy el pasado 30 de noviembre. Por primera vez después de aquella batalla campal en Madrid Río, cerca del estadio Vicente Calderón, entre los ultras del deportivo, Riazor Blues, y los del Atlético, Frente Atlético, el conjunto rojiblanco vuelve a disputar un partido en su estadio.
Pero lo hará sin que entren los ultras del Frente Atlético que fueron reconocidos en las investigaciones policiales, y no se podrá exhibir pancartas o banderas del Frente. Para evitar altercados, y en un partido declarado de alto riesgo, en el Calderón y sus inmediaciones hay un despliegue de seguridad de 740 miembros entre policía, seguridad privada y servicios de emergencia.
De hecho, alrededor del Calderón se ven numerosos coches y furgones policiales, policía montada a caballo y unidades caninas. Además, para entrar al estadio hay cuatro personas en cada puerta vigilando los tornos de acceso.
Y donde más se incrementan estas medidas es en la entrada por la que solía acceder el Frente Atlético, en el fondo sur del estadio, con un aumento del número de miembros de seguridad y vallas para impedirles el acceso. Toda seguridad es poca para evitar que se produzcan altercados.