Sólo se habló de fútbol y esa, con permiso de la victoria, fue la mejor noticia para el Atlético de Madrid en Elche. En la previa hubo hermanamiento entre las aficiones de ambos equipos demostrando cómo se debe actuar en un espectáculo deportivo. Fuera del Martínez Valero, ambiente de fiesta. En el terreno de juego, el Atlético, cada vez más rodado, no hizo prisioneros y volvió a recuperar la eficacia y la solvencia que le hizo campeón de Liga.
Los partidos entre Simeone y Escribá de la temporada pasada marcaban perfectamente la pauta para saber que el choque del presente curso iba a ser una nueva batalla estratégica. Sólo hay que ver el primer cuarto de hora en el Martínez Valero para ser consciente de ello. Ambos equipos se estudiaban, buscaban el fallo, alguna debilidad rival, pero sin conceder nada. Sin riesgo y poco a poco.
El Atlético se volvía a enfrentar a un muro que debía derribar jugada a jugada, sin prisas y con mucha paciencia. El partido estaba en esa fase de trabajo y brega cuando llegó el 0-1, poco después del primer cuarto de hora de encuentro. Los rojiblancos tiraron de pizarra para romper la igualdad en una acción nacida de un córner y finalizada con un gran control orientado y potente disparo de José María Giménez. Fue un golazo por la definición de su autor y por la combinación previa de laboratorio entre Siqueira, Koke y Arda. La jugada es digna de estudio al igual que la posición de Turán antes de asistir a Giménez.
Tras la llegada del primer gol, el choque se movió a la velocidad que quiso el Atlético de Madrid. El Elche no presionaba la salida del balón de los rojiblancos por miedo a recibir un segundo tanto y el equipo de Simeone aceptó la propuesta conservadora del cuadro ilicitano. Pasaban los minutos y el Atlético tocaba y tocaba con tranquilidad, sobre todo en campo propio, sin oposición. Sólo un centro envenenado que hizo intervenir de manera solvente a Moyá agitó un poco un cómoda primera parte para los madrileños.
Se presuponía que el Elche daría un paso al frente en la segunda mitad para buscar el empate, pero el Atlético no permitió que la opción de un posible 1-1 durara mucho. En el acto inicial, los rojiblancos tardaron poco más de quince minutos en marcar y en la reanudación no necesitó ni diez. Gabi tiró de escuadra y cartabón para dar una asistencia de lujo a Mandzukic que finiquitó la jugada generada por el capitán cerrando a su vez el partido. Los balones a la espalda de la defensa no son la especialidad del croata, pero en Elche demostró que puede ofrecer más cosas que su capacidad rematadora.
El miedo de Fran Escribá a recibir el 0-2 antes de tiempo se hizo realidad y el cuadro ilicitano pasó de pensar en el empate a buscar de forma desesperada alguna opción de meterse en el choque. Fue más ofensivo el Elche y movió el banquillo en busca de mayor pegada aunque no hubo concesiones por parte de un Atlético que fue pensando más y más en la Champions según se iba acercando el final del encuentro. El Cholo retiró del campo a Mandzukic y también a Arda Turán. Tal y como estaba el partido no era momento de malgastar energías y tampoco de arriesgar piezas claves.
Hubo poco tiempo para ver algún detalle más de Griezmann, otra vez suplente, y los intentos de Raúl Jiménez de agradar al Cholo, pero el partido estaba muerto desde hacía mucho tiempo. Victoria cómoda del Atlético que demostró sus galones de campeón merced a un triunfo trabajado y sin ningún atisbo de dudas. Próximo objetivo: ser primeros de grupo en Champions en Turín.