El frío y la muerte congelaron el Calderón
El partido comenzó con gritos de "¡asesinos!" Y terminó con un intercambio de bufandas entre las dos aficiones
La niebla y el frío envolvían la rivera del Manzanares horas antes del pitido inicial del partido que enfrentaba este domingo al Atlético de Madrid y al Deportivo de la Coruña. Los aledaños del estadio Vicente Calderón eran testigos de una auténtica batalla campal entre numerosos grupos de ultras de ambos equipos. La reyerta terminó con un aficionado del 'Dépor' malherido y en el río Manzanares, donde fue arrojado por sus agresores.
Con numerosos detenidos en los furgones policiales y heridos atendidos en ambulancias o camino del hospital arrancaba el encuentro. En el momento en el que el balón echaba a rodar en el césped del Calderón, las noticias eran confusas. Las agencias desmentían que el aficionado del Depor malherido hubiera muerto. Dejaban el estado del paciente en "clínicamente crítico".
El ambiente en el Calderón era helador. Daba la sensación de que pocos aficionados prestaban atención a lo que sucedía en el campo. La indignación reinaba en esa parte mayoritaria de la afición de ambos equipos que nada tienen que ver con los ultras violentos que aprovechan el fútbol para organizar peleas con los del conjunto contrario.
Tal era el estado de indignación en la grada atlética que los propios colchoneros silbaron y acallaron los tímidos intentos de cánticos que se iniciaban en el Frente Atlético -peña ultra de los rojiblancos-. Por su parte, desde la grada gallega los aficionados deportivistas respondían a los intentos de cánticos de los atléticos con gritos de "¡asesinos, asesinos!".
Finalmente, el frío del ambiente en el Calderón pareció calar en los huesos de jugadores y aficionados. Los unos firmando un encuentro aburridísimo y los otros dejando insultos y cánticos a un lado. El mejor momento de este día gris para el fútbol español llegó antes de finalizar el encuentro -que ni siquiera contó con un minuto de silencio-. Algunos aficionados decidieron de forma espontánea intercambiarse las bufandas. Sobre el césped, el Atlético de Madrid se imponía por dos goles a cero a los de La Coruña.
Uno de los precedentes más cercanos en el tiempo sucedió en 1998, cuando Aitor Zabaleta Cortaza, joven donostiarra de 28 años y seguidor de la Real Sociedad, fallecía por una puñalada horas antes de que se jugara el partido contra el Atlético de Madrid para el que se había desplazado a la capital. Entonces, la Policía identificó al autor como un joven "rapado" con una bufanda rojiblanca. En aquella ocasión el encuentro entre ambos equipos no se suspendió.
Posteriormente en 2003, fallecía Manuel Ríos, de 31 años, un aficionado del Dépor que acudió al estadio de San Lázaro a ver un partido de copa ante el Compostela. Allí recibió una fuerte patada en la zona del hígado que le provocó una parada cardiorespiratoria. El aficionado fue trasladado por el 061 al Hospital Clínico de Santiago de Compostela, donde ingresó cadáver.
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