"Asesinos, asesinos", gritaba la afición del Deportivo en el segundo anfiteatro de la ribera del Manzanares. Cuando un partido arranca con estos cánticos, dirigidos a unos pocos y no a todos, el fútbol pasa a un segundo plano. Así empezó el choque en un Vicente Calderón que ya conocía los hechos acontecidos en la previa. La afición del Deportivo ponía el grito en el cielo tras lo sucedido y la propia hinchada del Atlético de Madrid pitaba al fondo sur en más de una ocasión cuando empezaba a animar. Con el paso de los minutos, el ambiente se volvió gélido y no precisamente por el frío.
Con un contexto tan complicado, el fútbol brilló por su ausencia en los primeros cuarenta y cinco minutos y en la totalidad del choque. El Atlético contó con la novedad de Saúl por Gabi aunque fue Koke el jugador que llevó la manija en el centro junto a Tiago mientras que Ñiguez aparecía más por el flanco izquierdo. Griezmann por Raúl García fue la otra novedad respecto al choque de Champions. El Deportivo jugó con cinco hombres atrás.
Muy poco se vio en el primer acto, prácticamente nada. La lesión de Juanfran y un cabezazo al palo de Mandzukic fue lo único destacado porque ambos equipos cayeron en imprecisiones que llevaron el sopor a la grada. Si no hay juego, el Atlético suele tener más recursos que casi todos sus rivales en esas batallas sin brillo ya que domina el arte del balón parado y así, como manda la tradición del equipo del Cholo, llegó el primero al filo del descanso. Falta, Mandzukic peina el balón y Saúl, de la grada al once, anotó el 1-0. No hay mejor manera de aprovechar los minutos que la del canterano rojiblanco.
El Atlético se marchó al descanso ganando y con el objetivo de mejor su imagen en la segunda, pero no fue posible. El ambiente y el cansancio del Champions no ayudaron a mejorar las sensaciones aunque nunca llegó a pasar apuros ante un Deportivo superado de principio a fin por un gris Atlético. Poco antes de la hora de partido llegó la sentencia rojiblanca, otra vez a balón parado, en un córner, pero de forma indirecta. Un rechace acabó con una volea de Arda desde la frontal que terminó en la portería defendida por Fabricio tras tocar en un defensor.
A partir del 2-0, poco más en el Vicente Calderón salvo las entradas al campo de Raúl Jiménez, Cebolla Rodríguez y Cerci. El italiano tuvo varios minutos para demostrar su calidad y se le notó participativo. Tendrá que seguir trabajando mucho y sin quejarse para lograr minutos. Jiménez y Cebolla siempre garantizan intensidad, el mexicano no tuvo suerte de cara a portería mientras que el uruguayo tuvo una buena oportunidad con un disparo cruzado.
Con el choque ya muerto, el intercambio de bufandas entre un seguidor del Atlético de Madrid y la afición del Deportivo con el aplauso masivo de fondo de la grada significó el final de un encuentro que nunca se debió jugar.