Simeone en el banquillo, Gabi y Tiago formando la pareja deseada en el centro y ayudados por un hombre más, el regreso de Mandzukic y las novedades de Saúl por Griezmann y Ansaldi por Siqueira. Con todos esos ingredientes arrancó su partido el Atlético ante un Sevilla con las ideas muy claras: defensa a ultranza y buscar la inspiración de Carlos Bacca. En el bando rojiblanco la idea era diferente: jugar mejor, dejar atrás errores pasados y dar un golpe sobre la mesa. Lo hizo de manera devastadora.
La primera parte tuvo claro color local y no es osado decir que fueron los mejores 45 minutos del Atlético de Madrid en lo que llevamos de temporada. Funcionó la presión, funcionó la combinación y también lo hizo el acierto rematador. Todo ello con el regreso de un jugador vital para el Atlético: Gabi. El capitán mostró su mejor versión y el equipo lo notó.
Atacó y lo hizo bien el Atlético en la primera media hora y encontró su merecido premio con el gol de Koke. El canterano recogió un balón suelto en el área, disparó con violencia y el toque en un jugador rival acabó diseñando una parábola imposible para Beto. Gol, delirio en las gradas y sensaciones, muchas sensaciones positivas.
Con el marcador a favor, el Atlético no bajó el ritmo mientras que el Sevilla seguía sin encontrar nada de lo que le había situado en el coliderato de la Liga. Antes del descanso llegó el segundo del Atlético con pizarra incluida. La jugada nació en una falta. Balón al área, Arda dejó atrás, Miranda puso el balón al segundo palo y apareció Saúl para batir a Beto. Dos goles, dos canteranos y descanso feliz en la ribera del Manzanares.
En la reanudación, Gabi se quedó en el banquillo por un golpe en un tobillo y entró Raúl García. Por su parte, el Sevilla puso en el tapete a Denis y Banega en una acción de Emery por meter a su equipo en el partido. Por momentos mejoró el conjunto hispalense, pero fue un espejismo y duró muy poco.
El segundo acto tuvo menos juego y menos acción que la primera parte, pero dio tiempo a ver muchas cosas interesantes. Griezmann y Raúl Jiménez tuvieron tiempo de demostrar su valía y lo hicieron. Detalle importante en la salida del francés al campo ya que en el pasado encuentro ante el Celta se oyeron pitos cuando se marchó y ante el Sevilla, lo cánticos a favor del Cholo dejaron un mensaje a propios y extraños.
La fiesta del Día de las Peñas terminó de concretarse con el penalti transformado por Raúl García y con el cuarto gol, en plancha, de Raúl Jiménez. Mención aparte merece el mexicano que realizó una gran jugada en la pena máxima sobre Griezmann y abrió su casillero goleador con el último tanto, que fue a balón parado. El Calderón también ovacionó al ariete mexicano que se quitó un gran peso de encima.
Volvió Simeone a los banquillos y con él, el Atlético de Madrid que salió campeón la temporada pasada.