Un año después, el Deportivo de la Coruña regresó a Primera División. Después de una temporada en la Liga Adelante y una convulsa situación institucional con cambio de presidente incluido, el conjunto gallego certificó ante el Girona su regreso a la Liga BBVA. El ascenso no solo tiene relevancia en el plano deportivo, sino que es un balón de oxígeno para la supervivencia de un club que se enfrenta al concurso de acreedores para hacer frente a una deuda que se estimó en 160 millones de euros.
Jugar en Primera significa un aumento de los ingresos televisivos, patrocinios y anunciantes y un impulso decisivo para el club que ahora dirige Tino Fernández. El futuro del Deportivo pasaba por regresar a Primera, ya que su delicada situación ponía en cuestión su supervivencia si continuaba dos temporadas más en la Liga Adelante.
Las previsiones de la junta directiva marcaban un futuro complicado para el club si no regresaba cuanto antes a la máxima categoría y ahora el objetivo es mantenerse en Primera División durante las próximas temporadas. En este periodo, el Deportivo terminará de negociar los plazos del pago con sus acreedores para alcanzar un pacto definitivo y comenzará a construir un futuro viable económicamente que, definitivamente, pasa por no volver a Segunda para saldar su deuda en el plazo pactado de 17 años.