La llegada de Diego Pablo Simeone al banquillo del Atlético de Madrid despertó el viejo espíritu competitivo del conjunto colchonero. El argentino ha instaurado una mentalidad ganadora que ha llevado al equipo a estar a dos partidos de conseguir un doblete histórico de Liga y Liga de Campeones.
Abrazado a la ya famosa filosofía del partido a partido, el Cholo ha conseguido mantener el nivel de concentración y derroche físico de sus futbolistas. Ahora, el discurso ha cambiado, lo que restan son "dos finales".
"El equipo sigue vivo, sigue peleando, y tiene que pasar que estén tristes por no haber podido ganar el partido que jugaron. Pero eso es bueno porque lo sienten, lo viven y se prepararán con toda la ilusión renovada para diez días mejores imposible, con una final en Barcelona y una final en Lisboa. Los rivales a los que nos vamos a enfrentar están acostumbrados a estos momentos. Nosotros tenemos humildad. Todo nos costó muchísimo", afirmó Simeone tras el empate de su equipo ante el Málaga que les obligará a jugarse la Liga en el Camp Nou.
A pesar de la cautela, el argentino tiene motivos para confiar en el triunfo. De tres finales disputadas con el Atlético ha ganado las tres y en ninguna de ellas partía como favorito. Atrás queda la final de la Europa League en la que los colchoneros golearon al Athletic de Bilbao en Bucarest (3-0) y la posterior Supercopa de Europa ante el Chelsea en Mónaco (4-1).
Sin ir más lejos, el Atlético también rompió los pronósticos la pasada temporada llevándose la Copa del Rey frente al Real Madrid en el Santiago Bernabéu (1-2), gracias al postrero gol de Miranda en la prórroga. Tres finales ganadas son argumento suficiente para que Simeone confíe en cerrar una temporada que puede ser histórica para el Atlético de Madrid.