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La jornada de Liga más rara

El Real Madrid desaprovechó la derrota del Atlético y el Barça, que ya pensaba en la próxima temporada, sigue enganchado a la Liga.

Diego Costa, Cristiano Ronaldo y Leo Messi junto a Cesc. | Archivo

El viernes por la noche me fui a dormir tranquilo, pensando en un fin de semana lleno de emociones. El sábado y el domingo que esperaban a un buen aficionado al fútbol era apasionante. Pero nunca en mi imaginación cabía lo que ha sucedido en esta jornada, sin duda la más rara de los últimos tiempos. Una jornada que, como es costumbre este año, se divide en tres actos, los tres partidos de los grandes.

A eso de las seis de la tarde del sábado, Lafita anotó en el descuento el gol del empate para el Getafe en el Camp Nou. Se le fue la Liga al Barcelona. Esas fueron, al menos, las conclusiones de todos. De Busquets, de Iniesta, de Xavi, de Martino. Sobre todo la opinión del técnico que era el más abatido de todos, incluso llegando a decir sin tapujos que no ha dado la talla este año.

El empate a dos en Barcelona hacía frotar las manos al Atlético, no tanto al Madrid, obsesionado este final de Liga con que el Barcelona se juegue algo en la última jornada ante el Atlético, porque si no, mal va el equipo blanco. Los rojiblancos llegaban a Valencia con el empate del Barcelona reciente. La Liga medio hecha.

La ansiedad del Atlético

Sobre las siete de la tarde del domingo un incendio sacudió la Liga. Resulta que el Atlético perdía en Valencia, tres meses después del último tropiezo en Liga. Resulta que, cuando podía asestar un golpe definitivo al campeonato, se le atragantó la ansiedad, no le salió lo que habitualmente sí que le valía y despachó un partido que, lejos de ser muy malo, sí fue algo insuficiente para puntuar. Había que frotarse los ojos. La decepción se instalaba en el Manzanares, el oxígeno llegaba un poco a Barcelona y el Madrid se disponía a ganar al Valencia, que venía tocado. Todo a favor de los de Ancelotti.

El Madrid no aprovecha los regalos

Sobre las once de la noche del mismo domingo el destino y, sobre todo, el Valencia, inmenso anoche en el Bernabéu, se empeñaron en que esta jornada fuera la más rara en mucho tiempo. Y eso que Cristiano empató el partido en el 92 y pudo ser peor para el Madrid. Pero lo que cuenta es que no aprovecharon los blancos todos los regalos que le habían hecho sus rivales. No dependen de sí mismos y al Atlético le vale un empate en el Camp Nou para ser campeón, pero también lo podría ser antes.

Total, en una jornada en la que empatan Barça y Madrid y pierde el Atlético, el que sale más beneficiado es el que pierde porque sigue dependiendo de sí mismo y se puede permitir otro tropiezo. Así es esto. Es tan rara la jornada que los seguidores del Atlético celebraron el gol de Cristiano en el descuento porque si no el Barcelona hubiera dependido de sí mismo para ser campeón. Es tan rara la jornada que el Barcelona, asumiendo el fin de ciclo, el mal año, resulta que dependerá de sí mismo si el Madrid no gana en Valladolid el miércoles. Una locura.

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