Como los compañeros de Libertad Digital habrán hecho la mejor de las crónicas del clásico me limitaré a hacer una simple observación. Este partido ha sido uno de los mejores que se ha visto nunca. Es verdad que para ello ha tenido que haber siete goles, es decir, que los porteros no han tenido su día, pero bendito día para el espectador. No tanto, claro, para los entrenadores. Ancelotti y Martino estarán todavía hoy con dolor de cabeza.
De esto hay que hablar, de los jugadores, del buen partido de Benzema, de Bale, del mal día de Xabi Alonso y Modric tapados la mayoría del encuentro por los cuatro centrocampistas que puso Martino. Es una cosa de lógica, pero nunca tuvo tanta importancia en un partido. La superioridad numérica del Barcelona en el centro del campo iba a ser, y lo fue, clave
Hay que hablar del buen partido de Busquets, de Xavi, de que Neymar lo intentó y le salieron cosas, del majestuoso Messi, del imperial Iniesta que hizo lo que quiso en muchos momentos. Y hay que hablar de un equipo que vuelve, que parecía hundido por los últimos partidos como foráneo, pero que resucitó ayer para todo. Para la Liga, para la Champions y, es evidente, para la final de Copa.
Pero no se debería hablar en exceso de Undiano Mallenco. Hizo un buen arbitraje, con matices pero es que en un clásico uno de los dos no acaba contento. Incluso en el penalti que no fue, el de Alves a Cristiano, meridianamente fuera del área, hay que excusarle. Y en los dos que pitó a favor del Barça lo único que se le puede decir es que es una exageración expulsar a Ramos, pero no por él sino por la estúpida regla que mata a un defensa que, involuntariamente como ayer, hace un penalti siendo el último hombre.
Por supuesto dejaremos de hablar del árbitro o lo haremos más objetivamente los que nos dedicamos a esto y que tenemos que mantener la calma. No dejarán de hablar del colegiado los protagonistas. Por ejemplo Cristiano que, en un detalle terrible y muy feo, dijo al final del partido que Undiano no era árbitro para estos partidos. Pues sinceramente creo que demostró todo lo contrario, que sí lo es.
Máxima igualdad
El Barça se acerca al Madrid y al Atlético y se sitúa a un punto de ambos en una Liga para la historia. Nunca desde 1971 estaba tan igualada. Dos horas antes había ganado el Atlético, por lo que durante ese tiempo fue líder de primera. Le bastó al equipo de SImeone esperar, tensar el partido, hacerlo espeso, a su gusto. Marcó un gol legal y le debieron quitar a un contrario de enfrente con la expulsión de Paulao, pero el árbitro decidió que no, que el Atlético debería sufrir un poquito más. Le dio igual al grupo de Simeone porque en la segunda parte sí que expulsaron a un jugador del Betis (Bryan justamente) e hicieron dos goles de factura insuperable, uno de Gabi y otro de Diego Costa.
Este Atlético es un equipo fiable y cuando todos le daban por perdido por la complejidad de llevar a buen puerto dos competiciones, demuestran los rojiblancos que siguen ahí y que deben seguir luchando porque el sueño aún es posible. No es fácil hacer lo que el equipo de Simeone hace muchas veces y que es la clave que le mantiene arriba. Espera y marca cuando el rival está muerto por asfixia. Es un reloj puesto en hora precisamente. Y sufrirá en Bilbao, en Mestalla, en el Camp Nou. Seguro, pero sigue ahí
Otras cosas de la jornada la buena victoria del Valencia ante el Villarreal, la gran racha del Sevilla que recibe el miércoles al Madrid y que lleva cinco victorias seguidas, el terrible calendario que le queda al Getafe que está a un paso del descenso, tras su nueva derrota en Bilbao que agranda la racha del equipo madrileño a 14 semanas sin ganar. Meritorio lo del Granada, casi salvado a estas alturas tras una muy buena racha de cuatro jornadas sin perder.