No fue su partido más brillante, pero el Atlético de Madrid se hizo con un triunfo vital en sus aspiraciones ligueras frente al Espanyol, gracias a un gol de Diego Costa, que canalizó el oficio de los madrileños para romper un partido en el que tocó sufrir.
Tenía por delante el Atlético el reto de mantenerse vivo en la lucha por la Liga, de seguir presionando al Real Madrid y debía hacerlo olvidándose de la borrachera de euforia vivida el pasado martes ante el AC Milan. Por ello, a los rojiblancos les costó entrar en un choque que siempre estuvo igualado, áspero, ante un Espanyol que desborda oficio y orden.
El recuerdo de la derrota en la primera vuelta pronto se hizo patente entre los hombres de Diego Pablo Simeone. Se encontraron un rival que apenas dejaba espacios, que sabía cerrar cualquier vía de agua y, además, trataba de golpear cuando se presentaba la ocasión. Con Villa y Diego Costa en la delantera y Sosa acostado en una banda, el Atlético sacó el repertorio de la insistencia y el sacrificio para hacerse con un duelo que siempre estuvo igualado.
Los porteros, Courtois y Casilla resolvieron los pocos acercamientos que se produjeron en la primera mitad. Bien es cierto, que si alguien mereció marcharse por delante fue el conjunto local. El Atlético volvió a protagonizar veinte minutos de acoso a su rival pero, esta vez, el Espanyol pareció no sufrir. Solo dos cabezazos de Villa -uno con una gran intervención de Casilla- y un más que posible penalti sobre Diego Costa inquietaron a los catalanes, que dieron su particular susto en una media vuelta de Sergio García que rechazó Courtois, tras tocar en un defensa.
Courtois, clave
Lo que hace no demasiado tiempo hubiera inquietado a la parroquia rojiblanca, se tornó en una confianza absoluta en que la calidad y la insistencia del equipo se acabarían imponiendo. Y fue eso, un destello de calidad el que desniveló el choque. Villa acudió a recibir cerca del centro del campo, arrastró a Héctor Moreno, y sirvió una asistencia perfecta para que Diego Costa encendiese la locomotora. Una vez en carrera, el delantero es letal y ni la carga de Colotto ni la salida de Casilla pudieron evitar que adelantara a su equipo.
La herida abierta por el delantero hispanobrasileño pudo ser aún mayor porque diez minutos más tarde, volvió a ganar la espalda de los centrales. Esta vez, consiguió driblar al guardameta pero se quedó sin ángulo y envió el balón fuera.
Llegó entionces el cansancio del Atlético tras los esfuerzos europeos. Plegó velas y trató de afrontar con calma el resto del partido, pero el Espanyol demostró esa condición de equipo incómodo. Llegaron las ocasiones para los barceloneses en forma de disparos desde la frontal del área. Pero si algo tiene este Atlético es que, además de delantero, cuenta con Courtois. El belga desbartó los acercamientos del equipo de Javier Aguirre, con golpe en la cabeza incluido, y dio por concluida una semana en las nubes del Atlético. Clasificado para los cuartos de final de la Liga de Campeones y en la persecución del título de Liga.