El precio del fichaje de Neymar por el FC Barcelona podría seguir aumentando, después de que el conjunto azulgrana admitiese que el brasileño costó 86 millones de euros y no los 57,1 que declaró cuando llegó el futbolista.
Según informa el diario El Mundo, el club ahora se enfrenta a un problema añadido al que desembocó en la dimisión de Sandro Rosell. El foco de atención se centra en los 50 millones de euros que el Barcelona abonó a la sociedad del padre del jugador, N&N. El querellante en la denuncia contra Rosell aseguró que podría tratarse de un "salario encubierto", que se abonó al futbolista como prima de fichaje.
Si Hacienda llega a la certeza de que efectivamente fue un salario encubierto, queda por saber si se tributó por él. En condiciones normales, debería ser el Barça el que pagase por esos 50 millones de euros, que fueron pactados en neto para el jugador. Lo normal sería que el futbolista no abonase el correspondiente Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), ya que el plus impositivo correría a cargo de su empleador.
Tal y como recuerda el periódico, si se considera que los 50 millones son un salario neto, al club le quedarían por pagar 63 millones al fisco, correspondientes al 56% del IRPF que rige en Cataluña.