El Levante ha agravado un poco más la situación del Betis, que encadena cuatro partidos sin ganar, al conseguir un empate (0-0) en un partido sin calidad, marcado por la expulsión de Chica (m.30) y en el que la emoción por la incertidumbre del marcador fue la nota predominante.
Betis y Levante ofrecieron poco fútbol en los primeros 45 minutos. Los béticos porque la presión les ahogaba y los levantinos porque sus argumentos futbolísticos se basaron en mantener juntas sus líneas para aprovechar algún esporádico contragolpe. Juego trabado que se acentuó con el deficiente estado del terreno de juego, y sólo dos oportunidades claras. Una en cada portería.
La primera la protagonizó el delantero bético Chuli, en el minuto diecinueve con un buen control, de espaldas, en el área, con quiebro a su marcador, pero su remate sin fuerzas y muy forzado, no fue difícil de neutralizar por el meta Keylor Navas. La otra la tuvo el Levante, cerca de la media hora de juego, en contragolpe por la banda derecha y centro al otro extremo en donde Ivanschitz mandó un balonazo que fue repelido por los defensores -hasta tres estaban- en la línea de meta de Andersen, ya batido.
La expulsión del lateral Chica -por doble amarilla- no afectó demasiado al Betis, que sacó fuerzas de flaqueza para suplir la inferioridad. Incluso dominó más, pero sin ideas claras ante un Levante con el sello (juego aguerrido y peleando cada palmo de terreno) de Joaquín Caparrós.
A los 53 minutos es Juanfran el que, tras control, lanza alto en el área pequeña aunque muy escorado. Y a los 66 Xumetra está a punto de llegar, en pase por el interior, que se anticipa Andersen. En el 72, barullo tremendo en el área del Betis, a medio metro de la línea de meta, y en el contragolpe se produce el penalti a Jorge Molina, que repite el lanzamiento y en las dos ocasiones detiene Navas.
A los 85 otro barullo tremendo ante Andersen y es Babá Diawara el que, involuntariamente, impide que el balón llegue a las redes locales, mientras que en la jugada siguiente es Vadillo el que hace lucirse a Navas, en vuelo espectacular. Los seis minutos de recuperación fueron más emocionantes, por la incertidumbre, que por las ganas de los dos contendientes, rendidos a su suerte.