No debería desbordarse la alegría en el seno del Real Madrid por la victoria del sábado. Sí, evidentemente cerrar los puños por la trabajada victoria, decir que sigue en la Liga, que sigue en la lucha, pero por motivos más cercanos a la suerte que al propio fútbol. Si de fútbol se tratara, el Madrid no ha comparecido en esta Liga, por eso, quizá, está a cinco puntos del Barcelona y del Atlético de Madrid.
Lo del campo del Levante fue un querer y no poder. Jugó mal el Madrid, a ratos un poco mejor pero insuficiente siquiera para ganar a este Levante con una plantilla pobre, pero con un gran entrenador que exige a todos lo que hay que exigir y más. El Levante sólo con casta y pundonor le puso las cosas complicadas al Madrid y le hizo temer por el campeonato en la segunda, cuando en el 85 anotó el 2-1. Era la muerte blanca en el torneo de la regularidad. El gol de El Zhar a cinco minutos del final significaba quedarnos sin el equipo de Ancelotti a principios de octubre. Una barbaridad.
Pero entonces, en el 89, surgió un hombre, de nuevo, entre las sombras blancas. Surgió, otra vez, desde el banquillo, pero debería surgir ya desde el inicio. Álvaro Morata debería ser titular en este Real Madrid. Ya no hay duda. Jugó minutos enormes en el derbi, el mejor. Y jugó ayer de manera vibrante. Anotando el empate, haciendo daño en el área. El canterano empató un choque que al Madrid se le iba y ese gol le dio tantas alas a su equipo, que remontó en el descuento con un gran gol de Cristiano, algo ayudado por el defensa rival que pega lo suficiente para que la pelota vaya al palo y entre. Una cuestión de orgullo, mezclada con fortuna. Pero el Madrid, que no mereció ganar, lo hizo.
El Barcelona sigue líder...
Y después entró en escena el Barcelona pero como si nada. Tiene un mecanismo puesto el equipo de Martino que es como un piloto automático. Gana sin casi jugar a nada en muchos minutos. Y gana 4-1. El gol de Javi Guerra para el Valladolid no hizo más que soliviantar a un bloque que está muy bien armado y que casi no tiene fisuras. No necesita mostrar la mejor versión y le vale con eso. No estaba Messi, pero estaban Neymar, Xavi y Alexis. Ojo al chileno que sería titular fijo en otro equipo europeo sin duda pero que tiene que estar sometido a la dictadura de las rotaciones en este Barcelona. Unos cambios que son obligados, no nos engañemos, para que todo llegue a buen puerto a finales de mayo, pero que no dejan de ser un incordio para un futbolista descomunal como es este.
... y el Atlético no se desinfla
Y sigue el Atlético sin dejar ocasión para pensar que se va a desinflar. Es posible que lo haga por lo corto de la plantilla, pero lo hará tarde, o no lo hará, quien sabe, porque son ya ocho victorias consecutivas y dos de Champions. Ha ganado en el Bernabéu y no ha perdido ninguno de los dos partidos de Supercopa ante el Barça. Sufrió ante el Celta, eso sí, sin tener por qué al ser tremendamente superior al conjunto de Luis Enrique, que empieza a ser unos de esos equipos que aparecen en los partidos tarde y carecen de la sangre que tiene un Levante, un Elche o un Almería, por ejemplo.
Ayer los vigueses tiraron un tiro a puerta y le valió para hacer sufrir a los rojiblancos que debieron golear antes. Pero también sabe ganar así Simeone, le gusta ese juego, le gusta ir al límite. Y le vale con Diego Costa que lleva 10 goles ya en ocho partidos, el máximo que ha hecho en una temporada en su carrera. Sublime. Ahora esto para por la selección. La Liga vuelve en dos semanas y ya le echamos de menos.