Quizá no sea muy grave, quizá es solucionable o quizá sea cuestión de tiempo, pero el Real Madrid tiene un problema. No crea juego en las siete jornadas de Liga que llevamos y va camino de costarle crearlo hasta que todo se ensamble. El verdadero problema blanco es que el tiempo va pasando y las jornadas también. Y en una Liga como la nuestra cinco puntos en siete jornadas son muchos, no una distancia insalvable, pero preocupante.
En la primera parte del derbi del sábado se vio. Sólo con poner enfrente a un equipo ordenado y disciplinado, y este Atlético lo es, al Madrid se le viene el mundo encima, se le acaban las ideas y los pelotazos desde la línea de centrales hasta la delantera son abundantes. Illarramendi fue sustituido en el descanso no porque jugara mal, sino porque no le vimos ni una sola vez. Di María fue reemplazado porque apenas entró en juego. Ese es el problema. Que Pepe y Ramos buscan enseguida la pelota para adelante porque la línea de presión contraria es buena en el centro del campo. Conclusión, no vemos nada a Khedira e Illarra y muy poco a Di María y a Isco.
El análisis sería mucho más extensible a todas las jornadas pero atendiendo al buen derbi del otro día en el Bernabéu, la conclusión se puede desarrollar más. No ver a esos artistas del balón quiere decir que tampoco Cristiano y Benzema van a aparecer. El portugués, al menos, es un jugador que no entiende de presiones rivales, se puede buscar él sólo las soluciones, pero el bueno de Karim deambuló todo el partido. Nunca se notó que el Madrid tenía un delantero centro. Y sólo con presionar el centro del campo.
El Atlético es un muy buen equipo, de hecho, es más equipo que el Madrid, con menos individualidades. Y esto último va camino de disminuir porque el partido de Diego Costa y Koke el otro día fue de otro mundo. Si el centrocampista es este jugador todo el año, va al Mundial seguro y si el brasileño es el que nos tiene acostumbrados y el que nos ha maravillado este principio de año, es una futura estrella, si no lo es ya. Ocho goles de Diego Costa en siete partidos, a sólo dos del record propio en toda una campaña.
Es un Atlético que se quitó parte de los miedos en la final de Copa y que se ha deshecho de ellos por completo tras la victoria del sábado. Con Simeone ya no habrá derbis desigualados, ya no habrá goleadas. Puede haber derrotas, naturalmente, pero el Atlético le mira a la cara al Madrid y discute ser el dueño de la ciudad. Ahora está cinco puntos por encima y le ha ganado el derbi. La temporada es larga y nadie quiere hablar de título porque es algo prematuro, pero las cartas del equipo del Manzanares están boca arriba.
También el Barça está con pleno de victorias. Es un equipo que no juega tan bien como otros años, que tiene versiones medias e incluso bajas. La del sábado en Almería fue una mitad entre ambas. La calidad de Messi y Cesc pusieron el marcador a favor a la media hora. La lesión del argentino obligó al Barcelona de Martino a jugar a otra cosa, tan válida como la versión de estos años. Igual de efectiva, con menos posesión quizá, pero con 21 puntos en siete jornadas.
Lo de Messi empieza a ser preocupante. Tiene que descansar y es evidente que la visita a Glasgow de esta semana en Champions y la llegada del Valladolid el sábado al Camp Nou hacen que se lo planteé. Entre argentinos anda el juego. El dueño del banquillo azulgrana le dará descanso seguro; la estrella no sabemos si aceptará de buen grado.
En esas estamos en la jornada 7 de Liga. Pensando en si el Atlético peleará hasta el final, discerniendo si el Barcelona se acopla al nuevo estilo, intentando entender cómo no funciona del todo el Madrid. Preguntas que han de resolverse pronto. La liga corre y nos atropella a todos.