Cuando hace tres años el magnate ruso del petróleo Suleyman Kerimov se hizo con el control del Anzhi, se las prometía muy felices. Aspiraba a fichar a los mejores jugadores de Europa y su proyecto pasaba por pelear por los títulos continentales en un corto periodo de tiempo.
En ese proceso, se produjo la llegada de Samuel Eto'o al equipo, que se convirtió en el futbolista mejor pagado del mundo con 20,5 millones de salario y el exjugador del Real Madrid Roberto Carlos ejerció como jugador y, más tarde, como técnico y asesor del dueño del club.
200 millones de euros más tarde, el Anzhi no consigue levantar cabeza, no ha ganado la liga rusa y su paso por competiciones europeas ha sido más discreto. Harto de que no lleguen los resultados, Kerimov ha decidido poner en venta a todos sus futbolistas y podría producirse una salida masiva de jugadores.
Las señales de que algo no funcionaba bien llegaron cuando el dueño del club decidió despedir a Guus Hiddink como entrenador, nada más empezar la temporada. Quince días más tarde, el sucesor de Hiddink también salió del equipo y ahora son los jugadores los que están en el punto de mira del magnate ruso.
Con cuatro jornadas de liga disputadas, el Anzhi tan sólo ha sumado dos puntos y el ambiente en el vestuario es cada vez peor, los medios rusos apuntan a peleas entre futbolistas y dos bandos en el vestuario. Uno, liderado por los jugadores rusos como Denisov y Zhirkov y otro, formado por Samuel Eto'o y Lass Diarra que han llevado a la fractura definitiva del equipo.
El problema no solo se resume en las disputas del vestuario. La prensa rusa va más alla y asegura que los problemas financieros son el verdadero motivo para que Kerimov haya decidido desprenderse de sus estrellas y sustituirlas por jugadores juveniles. Uno de los equipos que fue símbolo de la opulencia futbolística parece haberse quedado sin crédito.