
El Deportivo, colista de la Liga BBVA, no encontró la reacción deseada con la llegada esta semana al banquillo de Fernando Vázquez y sufrió una nueva derrota, en esta ocasión por 3-1 ante el Sevilla, equipo que sigue intratable en su estadio desde que lo entrena Unai Emery y que se acerca a los puestos europeos.
A los sevillistas les bastó poner más intensidad en la primera parte, en la que consiguieron sus tres goles ante un rival que demostró mucha inocencia en la defensa y al que la segunda mitad ya se le puso muy cuesta arriba.
El croata Iván Rakitic, que volvió al equipo después de no jugar por sanción en la anterior jornada en el Santiago Bernabéu ante el Real Madrid, vio puerta al rematar de cabeza en el segundo palo un balón pasado que sirvió desde la línea de fondo el lateral derecho Coke.
El equipo gallego respiró hondo y a partir de ahí tomó mejores posiciones para equilibrar el juego e iniciar avances sobre la portería que defendió el meta portugués Beto, aunque sus aproximaciones fueron a balón parado sin demasiada precisión.
La presión sevillista en el centro del campo volvió a tener éxito cuando propició una contra en la que Jesús Navas por la derecha centró para que otro jugador de segunda línea, el chileno Gary Medel, pusiera el 2-0.
Parecía que el equipo de Unai Emery, con ese planteamiento, no iba a tener problemas pero el Depor encontró premio en una rápida incursión por su extremo izquierdo para coger descolocada a la defensa hispalense, y el delantero Riki culminó el avance en gol.
La segunda parte se mantuvo con un intento de intercambios de golpes pero que, con el paso del tiempo, favoreció al equipo local, que con dos goles de ventaja buscó más controlar el balón sin excesivos sobresaltos, aunque uno llegó a los 77 minutos en un remate de cabeza de un recién ingresado, el portugués Diogo Ferreira Salomao, al que respondió magníficamente su compatriota Beto, quien también estuvo muy ágil poco después en otro intento del Depor.
El conjunto visitante tomó definitivamente el mando del choque en el tramo final ante un adversario que se mostró algo cansado y confió en su defensa para que no se le fueran los tres puntos, como así sucedió.