El Barcelona se ha llevado un partido loco en Riazor, de esos que encandilan a los aficionados y disgustan a los entrenadores, y que podría haber caído de cualquiera de los dos lados. El cuadro de Vilanova confirma lo que se viene viendo desde que comenzara la temporada: este equipo no juega tan bien como el de Guardiola, no es tan bueno como el de Guardiola, pero lo sigue ganando todo, salvando continuas situaciones comprometidas.
Aunque claro, todo es más fácil cuando tienes en tu equipo a Lio Messi. El argentino volvió a llevar a cabo una actuación magistral, triplete incluido, y su asociación con Cesc Fàbregas volvió a resultar crucial para el Barcelona.
Precisamente de un pase del internacional español llegó el primer tanto del encuentro, obra de Jordi Alba. Apenas se llevaban tres minutos de juego, y el Depor se llevaba el primer mazazo. Sólo tres minutos después era Tello quien lograba el segundo. A los 17 Messi, con un zurdazo desde fuera del área, ponía el 0-3 en el marcador.
Parecía que iba a ser otro paseo triunfal para el Barcelona. Ni virus FIFA, ni paternidad de Messi, ni nada. Otra goleada, y para casa. Pero el que así no lo quiso fue el Deportivo. Bueno, y el colegiado, que en una noche horrible, para olvidar –afectando a los dos conjuntos, todo sea dicho- se inventó un penalti de Mascherano que no era ni falta, ni, mucho menos, dentro del área. No desaprovechó el regalo Pizzi para volver a meter al conjunto gallego en el partido.
Diez minutos después era Bergantiños quien sorprendía a un despistado Víctor Valdés para poner el 2-3. Pero justo antes del descanso, de nuevo Messi, tras una asistencia estratosférica de Cesc Fàbregas, ponía tierra de por medio para enfilar el túnel de vestuarios.
Si el gol pudo caer como un jarro de agua fría en los jugadores del Deportivo, poco duró la sensación, porque nada más regresar al terreno de juego Pizzi, con un magistral lanzamiento de falta, ponía el 3-4. Otra vez había partido. Más cuando sólo dos minutos después el Barcelona se quedaba con 10 por expulsión, injusta, de Mascherano, que hoy se las llevó todas.
El Depor volvió a tirar de casta entonces –en realidad es lo que había hecho durante todo el partido– en busca del empate. Vilanova realizó rápidamente los tres cambios, en busca de controlar la situación. Ni con la entrada de Xavi pudo frenar el ímpetu de los gallegos, que se volcaron a por el tanto.
Pero justo cuando más cerca estaban, Messi volvió a ejecutar una jugada de genio, del mejor futbolista del planeta. Arrancó casi desde el centro del campo con un recorte colosal a Marchena, llegó al área, tumbó a Manuel Pablo, y fusiló a Aranzubia. Era el 3-5, la sentencia a falta de poco más de diez minutos.
¿Sentencia? Para este partido, nunca. Aunque tuviera que ser el propio Jordi Alba quien le diera una nueva vida al Deportivo con un gol en propia puerta. Un golazo, por cierto, vaselina incluída a Valdés. Los de Oltra volvieron a arrear en busca del empate, pero el Barça controló bien la situación, y apenas pudieron inquietar la portería azulgrana.
El colegiado pitó el final en el 94, dando por concluido un partido histórico, de los que quedan en el recuerdo del aficionado durante mucho tiempo. Goles, golazos, polémica, expulsiones, protestas... de todo tuvo el enfrentamiento. El único pero, que sólo durara 94 minutos. Uno se habría tirado horas disfrutando con este espectáculo que Depor y Barça brindaron.
Barcelona, 5: Valdés; Montoya, Mascherano, Song, Jordi Alba; Cesc (Xavi, m.61), Busquets, Iniesta; Tello (Pedro, m.56), Messi y Villa (Adriano, m.54).
Árbitro: Paradas Romero, del colegio andaluz. Expulsó por doble amarilla al argentino del Barcelona Mascherano (m.49). Además, amonestó a Iniesta (m.39), Cesc (m.78, por meterse en el campo para celebrar el 3-5) y Messi (m.85) por parte del equipo azulgrana; y a Álex Bergantiños (m.40), Valerón (m.57) y Laure (m.60), por parte del Deportivo.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la octava jornada de la Liga BBVA disputado en el estadio municipal de Riazor, que rozó el lleno (34.600 espectadores)