El Madrid se deja media Liga en Sevilla

Nuevo tropiezo del Real Madrid esta temporada en Liga, y ya van tres en cuatro partidos. Después del empate contra el Valencia y la derrota en Getafe, los blancos han vuelto a dejarse tres puntos en el camino, esta vez al perder ante el Sevilla (1-0). Cuatro puntos en otras tantas jornadas es un paupérrimo bagaje para un equipo como el campeón, que ya ve cómo su gran rival, el Barcelona, le saca ya ocho puntos. Cuanto menos preocupante.

Le tenía muchas ganas el Sevilla al Madrid después de las derrotas ligueras de las dos últimas temporadas en el Sánchez Pizjuán, ambas por 2-6, a las que se unió la de la Copa del Rey en la temporada 2010/11, por la mínima (0-1).

El comienzo del partido de esta noche fue sencillamente frenético. No le dio tiempo a muchos aficionados a tomar asiento en sus localidades, cuando el 1-0 ya había subido al marcador. En el minuto 1. Un córner botado por Rakitic, y muy mal defendido por Di María, lo aprovechó Trochowski para fusilar a Iker Casillas desde el punto de penalti. Otro gol que encajaba el Madrid a balón parado.

Tremendo golpe para el campeón, que se presentaba en el césped con la novedosa camiseta verde. Pero pudo ser aún peor porque el Sevilla seguía llegando con peligro al área de Casillas mientras se empleaba con muchísima dureza, como demostró Fernando Navarro con una entrada a Higuaín sin ton ni son cuando sólo se llevaban tres minutos de partido.

La dureza del equipo de Míchel espoleó a los visitantes, que se encomendaron a Cristiano Ronaldo a para avanzar metros y llegar cada vez con más claridad a la portería de Palop. El portugués quería redimirse dos semanas después de manifestar públicamente su tristeza con el club, y fue sin duda el mejor de los suyos en la primera parte. Enseguida apareció Cristiano, primero con un peligroso lanzamiento de falta que desvió Palop y luego con un duro disparo desde fuera del área que obligó al meta valenciano a emplearse a fondo.

Sin embargo, la ocasión más clara la tuvo Higuaín a los 20 minutos, cuando recibió un pase de Özil, realizó un gran control orientado y se presentó en el área, pero acabó echándola fuera prácticamente con todo a favor.

Fue a partir de entonces cuando el Sevilla, viendo una posible reacción del campeón, volvió a crear peligro ante el marco defendido por Iker, especialmente a la contra. El equipo andaluz generaba mucho daño por la banda derecha con Jesús Navas y Cicinho, un buen fichaje. La primera parte acabó con una oportunidad de Cristiano, que probó fortuna con un duro remate desde la derecha ante el que reaccionó muy bien Palop, uno de los más destacados del partido.

Modric no fue suficiente

José Mourinho no lo veía nada claro y en el descanso introdujo dos cambios, dando entrada a Modric y Benzema en sustitución de Özil, que no aportó nada, y un Di María pasado de revoluciones. Pudo haber empatado el talentoso centrocampista croata al inicio de la segunda parte, pero su potente lanzamiento desde la frontal del área lo tocó lo justo Palop para que la pelota se estrellara en el poste. Sólo un minuto después respondió el Sevilla con una ocasión a la contra conducida por Navas y culminada por Negredo, aunque el remate cruzado del exmadridista no encontró portería.

Más clara que la de Modric fue aún la ocasión que tuvo Sergio Ramos a la hora de partido. Benzema puso un buen centro desde la derecha, pero el exjugador del Sevilla, casi en la misma raya de gol, la acabó echando fuera en su remate de cabeza. Quien estuvo muy fallón fue Higuaín, que gozó poco después de ocasión. Pero no era el día del Madrid.

Mourinho agotó pronto los tres cambios, metiendo en el campo al siempre cumplidor Callejón por Arbeloa, en una clara apuesta ofensiva, pero el motrileño tampoco fue esta vez la solución. El Madrid estaba para entonces fundido y llegaba cada vez menos a la portería de Palop, lo que permitió a los de Míchel sentirse cada vez más cómodo en el campo. De hecho, fueron los andaluces los que se acercaban al área de Casillas, aprovechando la velocidad de Navas por la derecha. El reloj corría a su favor mientras un Real Madrid cada vez más precipitado e impotente terminaba por claudicar.