L D (Agencias) Ya el pasado mes de julio se anunció la convocatoria de elecciones para estas fechas, y el actual presidente de la RFEF, Ángel María Villar, aprovechó la celebración de la Asamblea General para anunciar su intención de presentarse a la reelección. "Me voy a presentar porque estoy ilusionado, tengo ganas, me siento joven y me gusta", aseguraba Villar durante su discurso.
Cabe recordar el conflicto que se vivió meses atrás cuando la RFEF no acató la orden ministerial que obligaba a las federaciones no olímpicas a celebrar los comicios en el primer trimestre. Villar, que contó con el respaldo de FIFA, que llegó a advertir a España sobre las injerencias gubernamentales, logró el respaldo casi absoluto de la Asamblea el pasado marzo. De hecho, el Consejo Superior de Deportes (CSD) tuvo que recurrir a la Junta de Garantías Electorales (JGE) y acabó por admitir el aplazamiento de la celebración de elecciones hasta después de la Eurocopa.
Además, el nuevo reglamento aprobado el 3 de marzo modificó las condiciones para poder presentarse como candidato al sillón presidencial. Así, sólo podrán hacerlo futbolistas, árbitros o entrenadores con licencia en ese momento, uno de los 19 presidentes federativos autonómicos con antigüedad no inferior a dos meses antes de la convocatoria de elecciones, o que formen parte de algún órgano de la RFEF, FIFA o UEFA, de una federación o Liga Nacional.
De este modo, todo aquel que se quiera presentar a la presidencia deberá contar, como mínimo, con el 25 por ciento de los miembros de la Asamblea General, sin que pueda haber duplicidad en la concesión de tal aval. Bajo estas condiciones, se hace muy complicado que Villar vaya a tener oposición para la reelección, más aún tras la conquista de la pasada Eurocopa que acabó por ’pacificar’ el fútbol, como constató la presencia del secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, en la Asamblea del 16 de julio.