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Lakers-Celtics: la quiniela del clásico

La final de la NBA que comienza este jueves es el clásico entre los clásicos del deporte estadounidense, un enfrentamiento que reúne todos los tópicos posibles (este-oeste, tradición-glamour, táctica-espectáculo); y que este año vuelve a contar, por tercera vez, con un español en un papel estelar.

Para los aficionados europeos es muy difícil comprender un país en el que el deporte se vive más como un divertimento familiar que con la pasión cuasi religiosa habitual a este lado del Atlántico; en el que es frecuente ver a los espectadores entrando y saliendo del pabellón durante el transcurso del partido para comprarse un taco o un perrito sin preocuparse de si se pierden 5 minutos de juego; en el que los fans cambian de equipo con la estrella de turno; en el que es inimaginable escuchar cánticos amenazantes desde la grada dirigidos a un contrario o a un árbitro; o en el que los equipos cambian de ciudad en función de los intereses económicos del propietarios de turno.

Sólo un Lakers-Celtics (quizás también un New York Yankees – Boston Red Sox en béisbol) puede hacer que un demente, un culé o un madridista se sienta como en casa.

Las casas de apuestas dan a los angelinos una ligera ventaja: antes de iniciarse la serie la victoria Laker se paga a 1,50 y la de los Celtics a 2,65 aproximadamente. Para aquellos que quieran jugarse unos euros o simplemente poner un resultado en la porra del trabajo, ésta es la quiniela de la final:

1. Fisher vs Rondo: En principio parece que no hay color. Un base viejo, que no jugaría en al menos veinte de los equipos de la liga, lentísimo y que ha hecho una muy mala temporada regular se enfrenta a uno de los jugadores llamados a dominar el futuro de la competición. Pero el viejo Fish casi siempre aparece cuando se le necesita. Para empezar, en estos playoffs ya promedia casi 4 puntos más que en temporada regular (11.1 frente a 7.5 y va mejorando en cada eliminatoria)… y aún no ha tenido que hacer ninguno de sus tiros salvadores.

Rondo acabó la serie contra Orlando lleno de achaques físicos que dificultarán esas penetraciones que tanto daño hacen y no ha metido un tiro de más de cuatro metros desde Navidad. Eso sí, el chico es inteligente y ha demostrado que le sobra carácter ganador.

Veredicto: un 2, ventaja para Celtics, pero menor de la que se preveía hace un mes.

2. Bryant vs Allen: El mejor jugador de la liga contra el que tiene más clase. Kobe es más alto, más rápido y más completo que Ray, pero éste representa una amenaza que obligará al Laker a estar muy pendiente en defensa. Del desgaste de Bryant en su propia zona y de lo fresco que llegue al último cuarto dependerán muchas de las opciones de su equipo, especialmente en los finales apretados.

Además, por debajo de la apariencia frágil del de Boston se encuentra un defensor competente, que sabe poner en dificultades a sus oponentes. La tendencia de Kobe en estos playoffs es claramente ascendente (de los 23 puntos de media de primera ronda ha pasado a los 33.7 que les metió a los Suns), mientras que Allen ha tenido más altibajos en el duelo frente a Orlando.

Si Kobe comprende todo esto y logra implicar a sus compañeros como lo ha hecho en las Finales de Conferencia (más de 8 asistencias por partido), la eliminatoria tendrá color púrpura y oro… y el señor Bryant estará un pasito más cerca de que la comparación con Jordan no sea sólo un recurso de periodistas sin ideas.

Veredicto: un 1, salen ganando los Lakers, aunque Allen puede convertirse en una pesadilla en cualquier momento.

3. Artest vs Pierce: Hace una semana era el duelo más desequilibrado de la final. Ron-Ron vagaba por la pista sin hacer aquello para lo que se le contrató (defender a la estrella rival) y siendo algo más que una rémora en ataque. En algunos partidos, la defensa de los Suns no es que le flotara, es que había momentos en los que sólo les faltaba mostrar un cartel explicando que le dejaban solo para que tirase. Sin embargo, a falta de 1 segundo para que concluyera el quinto partido de la serie, con el marcador en empate y el Staples conteniendo el aliento, Artest cogió un rebote imposible, se dio la vuelta entre tres contrarios y la metió no se sabe cómo. El resto ya es historia, a los tres días Ron hizo su mejor partido de la temporada, metió 25 puntos y clasificó a los Lakers para la final de la NBA.

Ahora, Phil Jackson se pregunta si su único fichaje del año podrá detener al mejor Paul Pierce desde las finales de hace dos años. The Truth ha pasado de 13 puntos contra Cleveland a más de 23 de media contra Orlando. En teoría Artest es su defensor ideal, tiene la misma altura, es más fuerte y casi igual de rápido. ¿Será la resurrección del Laker flor de un día? ¿Volverá a ser Pierce el jugador dominante y el líder que hace dos años decidió la final a favor de los Celtics?

Veredicto: un 2 claro, la sensación es que la magia de Artest no durará y Pierce huele la sangre como los tiburones.

4. Gasol vs Garnett: Hasta Barack Obama ya ha reconocido que Pau Gasol es el mejor cuatro de la liga y ahora tiene la oportunidad de reivindicarse plenamente como uno de los dos o tres mejores jugadores europeos de la historia. Si hace dos años su duelo con Kevin Garnett fue claramente ganado por el Celtic, en este momento la ventaja está de su parte.

The Big Ticket ya no es el que era, pero el de Sant Boi tampoco. Lo que ocurre es que el Celtic ha cambiado hacia peor y el Laker a mejor. Ahora mismo es más fuerte, rápido, mejor defensor y tiene más recursos en ataque que su oponente. A Garnett le queda su tiro de seis metros (que incomodará mucho a Gasol), su carácter ganador, su experiencia y un respeto exagerado por parte de los árbitros de la liga, que le permitirán pegar duro bajo los tableros sin recibir el castigo que se merece.

Veredicto: un 1 bastante claro y sin ilusiones patrióticas; sería una decepción que Pau no dominase los tableros de esta final.

5. Bynum vs Perkins: en teoría el emparejamiento más insulso. Uno, Andrew Bynum, parece que no está en condiciones físicas para ser un factor determinante; el otro, simplemente no tiene talento ser un elemento importante en esta serie.

Veredicto: una X irrelevante para el resultado final, aunque los Lakers podrían imaginar un milagro que les devolviese a ese pívot dominante de principios de temporada.

6. Banquillo: Cuando Phil Jackson y Doc Rivers miren a su lado buscando soluciones puede que cada uno eche en falta lo que tiene el otro. En el banco de los Lakers está el sexto hombre con más talento de la liga, un potencial all-star como Lamar Odom que, además, está yendo de menos a más en los playoffs (14 puntos y 12 rebotes contra los Suns). Por eso pasará más tiempo en pista que Bynum y también por eso, puede desequilibrar la final; ni Kendrick Perkins, ni Garnett, ni Rasheed Wallace, ni Glen Davis tienen velocidad para pararle.

El problema para Phil Jackson es que detrás de Odom está el desierto. Los Lakers no pueden esperar de Shannon Brown, Jordan Farmar, Sasha Vujacic o Luke Walton más que unos (pocos) minutos de descanso para sus titulares.

En la reserva de los Celtics, sin embargo, aguardan muchos jugadores de talento que quizás no pasen por su mejor momento, pero que pueden cambiar el rumbo de un partido complicado. Wallace es más una amenaza para su equipo que para el contrario pero no se le ha olvidado del todo que hace no mucho era uno de los mejores cuatros de la liga; Nate Robinson puede volver loco a cualquiera, unos días le toca a su entrenador y otros a su defensor; Glen Davis tiene tanta clase como kilos le sobran; y Tony Allen es más fiable que cualquier alero suplente de los Lakers.

Veredicto: un 1 con muchas reservas, condicionado a que Odom mantenga sus prestaciones de las últimas semanas.

Conclusión: Los dos equipos llegan en su mejor momento de la temporada. El juego de ambos ha crecido según se desarrollaban los playoffs y sus estrellas (Pierce y Bryant) están en clara línea ascendente.

El pronóstico es muy complicado, pero hay que mojarse: desde aquí apostamos por una victoria de los Lakers 4-2 con Bryant como MVP de la Final. Eso sí, en cualquier caso, la final se presenta apasionante, por ambiente y por la calidad e igualdad de las plantillas debería ser la mejor de la década.

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