L D (EFE) El partido, correspondiente a la ida de octavos de final, se disputó en el Cam Nou el 23 de febrero pasado y terminó con la victoria del equipo de Frank Rijkaard por 2-1. En la vuelta el equipo español fue eliminado al perder en Londres por 4-2. Además de la sanción a Mourinho, han sido amonestados por la UEFA su ayudante Steve Clarke y el oficial de seguridad Les Miles, mientras que la responsabilidad del Chelsea ha sido sustanciada en un multa de 75.000 francos suizos (48.400 euros).
Mourinho no estuvo presente en la vista del Comité de Disciplina, pero el Chelsea envió a Nyon a su presidente, Bruce Buck, a su secretario general, David Barnard y al abogado Jim Sturman. Estas sanciones pueden ser recurridas ante la UEFA en el plazo de tres días.
Los incidentes ocurrieron el 23 de febrero cuando, una vez acabado el partido, el conjunto inglés acusó al colegiado sueco Anders Frisk y a Rijkaard de haber mantenido una conversación en los vestuarios durante el descanso. El club londinense insinuó que aquella conversación tuvo una incidencia directa en decisiones posteriores de Frisk, como la expulsión de Didier Drogba, y por ello Mourinho se negó a acudir a la rueda de prensa tras el partido en Barcelona amparándose en la existencia de "una serie de irregularidades".
En Stamford Bridge (8 de marzo), el jugador camerunés del Barcelona Samuel Eto'o denunció que había sido insultado por un miembro de las fuerzas de seguridad, quien le había llamado "mono". Dos días después del partido de vuelta en Londres, Anders Frisk anunció que dejaba el arbitraje tras haber recibido amenazas de muerte por teléfono, supuestamente de seguidores del Chelsea. El responsable del colectivo arbitral de la UEFA, Volker Roth, responsabilizó a Mourinho de las amenazas contra Frisk. "Es un enemigo del fútbol", aseguró Roth sobre Mourinho, quien días después amenazó con llevar al dirigente arbitral alemán ante los tribunales de justicia.
Como consecuencia de todo ello, la UEFA decidió el pasado 21 de marzo expedientar al Chelsea, a su entrenador (Mourinho), al ayudante (Steve Clark) y al delegado de seguridad (Les Miles). La UEFA recuerda que, según el reglamento, un entrenador suspendido (art. 70, parágrafo 2) puede seguir los partidos sólo desde las gradas. "No está autorizado para estar en los vestuarios, ni en el túnel ni en el área técnica, antes o durante el partido, ni puede estar en contacto con su equipo", dice el máximo organismo del fútbol europeo en su comunicado.
Mourinho no estuvo presente en la vista del Comité de Disciplina, pero el Chelsea envió a Nyon a su presidente, Bruce Buck, a su secretario general, David Barnard y al abogado Jim Sturman. Estas sanciones pueden ser recurridas ante la UEFA en el plazo de tres días.
Los incidentes ocurrieron el 23 de febrero cuando, una vez acabado el partido, el conjunto inglés acusó al colegiado sueco Anders Frisk y a Rijkaard de haber mantenido una conversación en los vestuarios durante el descanso. El club londinense insinuó que aquella conversación tuvo una incidencia directa en decisiones posteriores de Frisk, como la expulsión de Didier Drogba, y por ello Mourinho se negó a acudir a la rueda de prensa tras el partido en Barcelona amparándose en la existencia de "una serie de irregularidades".
En Stamford Bridge (8 de marzo), el jugador camerunés del Barcelona Samuel Eto'o denunció que había sido insultado por un miembro de las fuerzas de seguridad, quien le había llamado "mono". Dos días después del partido de vuelta en Londres, Anders Frisk anunció que dejaba el arbitraje tras haber recibido amenazas de muerte por teléfono, supuestamente de seguidores del Chelsea. El responsable del colectivo arbitral de la UEFA, Volker Roth, responsabilizó a Mourinho de las amenazas contra Frisk. "Es un enemigo del fútbol", aseguró Roth sobre Mourinho, quien días después amenazó con llevar al dirigente arbitral alemán ante los tribunales de justicia.
Como consecuencia de todo ello, la UEFA decidió el pasado 21 de marzo expedientar al Chelsea, a su entrenador (Mourinho), al ayudante (Steve Clark) y al delegado de seguridad (Les Miles). La UEFA recuerda que, según el reglamento, un entrenador suspendido (art. 70, parágrafo 2) puede seguir los partidos sólo desde las gradas. "No está autorizado para estar en los vestuarios, ni en el túnel ni en el área técnica, antes o durante el partido, ni puede estar en contacto con su equipo", dice el máximo organismo del fútbol europeo en su comunicado.