L D (EFE) "El acta del árbitro se incluyó en el expediente, junto con el acta del delegado del partido, y fue enviado al Chelsea el 25 de febrero de 2005. Todas las partes involucradas han tenido un acceso completo a este expediente, que se examinó antes de la reunión del 31 de marzo de 2005", explicaba el máximo organismo europeo. Según la UEFA, "todas las partes, incluyendo al Chelsea y a José Mourinho", tuvieron conocimiento a través del acta del partido de la conversación mantenida por el equipo arbitral en los vestuarios.
El conjunto inglés fue sancionado con 48.400 euros por la incomparecencia de su cuerpo técnico a la rueda de prensa posterior al partido disputado en el Camp Nou. A su técnico, José Mourinho, se le impuso una suspensión de dos partidos en competiciones europeas y 13.000 euros de multa. El Comité de Control y Disciplina de la UEFA también decidió amonestar al ayudante del entrenador portugués, Steve Clarke y al oficial de seguridad Les Miles.
Los incidentes ocurrieron el 23 de febrero cuando, una vez acabado el partido, el conjunto inglés acusó al colegiado sueco Anders Frisk y al entrenador del Barcelona, el holandés Frank Rijkaard, de haber mantenido una conversación en los vestuarios durante el descanso. El club londinense insinuó que aquella conversación tuvo una incidencia directa en decisiones posteriores de Frisk, como la expulsión de Didier Drogba, y que por ello Mourinho se negaron a acudir a la rueda de prensa.
Posteriormente, en el encuentro de vuelta en Stamford Bridge (8 de marzo), el jugador camerunés del Barcelona Samuel Eto'o denunció que había sido insultado por un miembro de las fuerzas de seguridad, quien le había llamado "mono". Dos días después de este partido en Londres, Anders Frisk anunció que dejaba el arbitraje tras haber recibido amenazas de muerte por teléfono, supuestamente de seguidores del Chelsea.
El conjunto inglés fue sancionado con 48.400 euros por la incomparecencia de su cuerpo técnico a la rueda de prensa posterior al partido disputado en el Camp Nou. A su técnico, José Mourinho, se le impuso una suspensión de dos partidos en competiciones europeas y 13.000 euros de multa. El Comité de Control y Disciplina de la UEFA también decidió amonestar al ayudante del entrenador portugués, Steve Clarke y al oficial de seguridad Les Miles.
Los incidentes ocurrieron el 23 de febrero cuando, una vez acabado el partido, el conjunto inglés acusó al colegiado sueco Anders Frisk y al entrenador del Barcelona, el holandés Frank Rijkaard, de haber mantenido una conversación en los vestuarios durante el descanso. El club londinense insinuó que aquella conversación tuvo una incidencia directa en decisiones posteriores de Frisk, como la expulsión de Didier Drogba, y que por ello Mourinho se negaron a acudir a la rueda de prensa.
Posteriormente, en el encuentro de vuelta en Stamford Bridge (8 de marzo), el jugador camerunés del Barcelona Samuel Eto'o denunció que había sido insultado por un miembro de las fuerzas de seguridad, quien le había llamado "mono". Dos días después de este partido en Londres, Anders Frisk anunció que dejaba el arbitraje tras haber recibido amenazas de muerte por teléfono, supuestamente de seguidores del Chelsea.