Corría el minuto 88 de partido entre el Barcelona y el Ceuta en el Camp Nou, de vuelta de dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Con 5-1 en el marcador, unido al 0-2 de la ida, Gerard Piqué y Carles Puyol aprovecharon el desinterés del encuentro –y de la eliminatoria– para tratar de divertir al público con alguna travesura.
Tal y como recogieron las cámaras de La Sexta, a los jugadores se les ocurrió lanzar pipas –paquetes incluidos– al preparador físico del club, Juanjo Brau, aunque algunas alcanzaron a un grupo de aficionados. Uno de los afectados se levantó airado y le recriminó a Piqué su actitud. Pero a éste, lejos de reconocer su error y su falta de educación, no se le ocurrió otra cosa que quitarse el muerto de encima y echarle toda la culpa a Puyol.
Parecía que la cosa no iba a pasar a mayores... hasta que Piqué, con el partido ya agonizando, tuvo la feliz idea de coger la bolsa entera y lanzársela a algún aficionado que no aparecía en pantalla, mientras aprovechaba para huir de las gradas.
Gerard Piqué es sin duda uno de los mejores centrales del mundo, pero también es famoso por sus gamberradas. El pasado 13 de julio, dos días después de que la selección española se proclamase campeona del mundo tras su victoria (1-0) ante Holanda en Johannesburgo, al central barcelonista se le ocurrió, a propuesta de Cesc Fábregas, escupir al delegado del equipo nacional, Pedro Cortés.