(Libertad Digital) El sueño letón, que duró 28 minutos, se desvaneció porque la República Checa supo jugar la segunda mitad con el marcador en contra, mientras que Letonia demostró que el envite le vino grande y se perdió ante la oportunidad de lograr un éxito sonado.
Sin embargo, el equipo de Karel Bruckner tardó en entrar en el partido. Quizá por exceso de confianza, porque no conseguía perforar con peligro la defensa letona. Mientras, los bálticos, agazapados atrás, se aprovecharon del inicial desconcierto defensivo de la República Checa y sacaron rentabilidad a los agujeros que los centro-europeos provocaron por la candidez de sus laterales. Así llegó el tanto letón. Casi al cierre de la primera mitad, Verpakovskis aprovechó un excelente contragolpe de su equipo por la banda izquierda e introdujo el balón en las mallas de Cech, ante el asombro de todos. El árbitro indicó el descanso y los letones se fueron en una nube, pensando en cómo defenderían la renta en la segunda parte, en la que fueron sometidos a un acoso constante.
Fue en ese período cuando sobresalió la figura de Poborsky, que volvió locos a los defensas letones. La República Checa asedió la portería rival y Baros, el delantero del Liverpool, y Jan Koller, del Borussia Dortmund, gozaron de ocasiones para igualar antes de lograrlo. El paso de los minutos no descompuso a los de Bruckner, que saboreó desde el banquillo la magnífica jugada de Poborsky y el remate posterior de Milan Baros para establecer el tanto del empate en el minuto 73. Fue un gol de bellísima factura. Poborsky se deshizo con una técnica exquisita de dos defensores letones y centró al área, donde encontró a su compañero. Fue el fin del sueño letón, que no superó la depresión que le ocasionó el tanto y tiró el partido en el minuto 85. Un fallo tremendo de su portero dejó el balón a pies de Heinz , que hizo el 2-1 y le dio a su equipo los tres primeros puntos.
Sin embargo, el equipo de Karel Bruckner tardó en entrar en el partido. Quizá por exceso de confianza, porque no conseguía perforar con peligro la defensa letona. Mientras, los bálticos, agazapados atrás, se aprovecharon del inicial desconcierto defensivo de la República Checa y sacaron rentabilidad a los agujeros que los centro-europeos provocaron por la candidez de sus laterales. Así llegó el tanto letón. Casi al cierre de la primera mitad, Verpakovskis aprovechó un excelente contragolpe de su equipo por la banda izquierda e introdujo el balón en las mallas de Cech, ante el asombro de todos. El árbitro indicó el descanso y los letones se fueron en una nube, pensando en cómo defenderían la renta en la segunda parte, en la que fueron sometidos a un acoso constante.
Fue en ese período cuando sobresalió la figura de Poborsky, que volvió locos a los defensas letones. La República Checa asedió la portería rival y Baros, el delantero del Liverpool, y Jan Koller, del Borussia Dortmund, gozaron de ocasiones para igualar antes de lograrlo. El paso de los minutos no descompuso a los de Bruckner, que saboreó desde el banquillo la magnífica jugada de Poborsky y el remate posterior de Milan Baros para establecer el tanto del empate en el minuto 73. Fue un gol de bellísima factura. Poborsky se deshizo con una técnica exquisita de dos defensores letones y centró al área, donde encontró a su compañero. Fue el fin del sueño letón, que no superó la depresión que le ocasionó el tanto y tiró el partido en el minuto 85. Un fallo tremendo de su portero dejó el balón a pies de Heinz , que hizo el 2-1 y le dio a su equipo los tres primeros puntos.