Después de toda la polémica surgida durante el último Mundial de Fútbol sobre la aplicación o no de la tecnología en los partidos, y sin haber llegado aún (y parece que así será por mucho tiempo) a ninguna solución, la NFL ha puesto la directa y ha tomado su primera medida al respecto.
Y esa primera medida no es otra que la de incorporar chips a los balones para controlar de este modo los touchdowns fantasma.
Es ésta una aplicación perfectamente aceptable, en el sentido de que cumple con dos de los principales requisitos que más se discuten: las mejoras serían más que notables, y la ralentización del juego sería prácticamente imperceptible.
De este modo, se solventarían "sólo" los goles fantasma y los fueras de banda o de fondo. Y decimos "sólo" porque ya pudimos comprobar en el pasado Mundial la importancia de un balón que entra y que el árbitro no lo ve. Que se lo pregunten a Lampar. O a Capello. Esas jugadas no se volverían a repetir, ni la inolvidable cantada de Al Gandour en el envío de Joaquín a Morientes.
Con esos ejemplos, y con la simplicidad de integrar chips en los balones, ¿quién no va a estar de acuerdo? Pues, probablemente, la FIFA, quien debe decidir sobre ello. Veremos...