L D (EFE) Una día más, el mal tiempo ha destrozado el programa de este tercer Grand Slam de la temporada, y al único jugador que se ha visto con una raqueta en la mano ha sido la estatua de bronce que recuerda a Fred Perry, último británico que ganó este torneo, hace ahora 68 años, por supuesto, empapado.
Ni un solo partido ha podido disputarse en esta jornada, tal y como sucedió por última vez en la edición de 1999, cuando el martes 29 de junio, los espectadores tuvieron que regresar a sus casas, mojados, y cariacontecidos. En toda la historia ha sucedido esto en 31 ocasiones. Durante toda la jornada, el portavoz del club no cesó de informar de los posibles claros en el cielo, y de que entonces algún partido podría comenzar. Todo ello para calmar los ánimos de los aficionados y también para no tener que devolver el importe de las entradas. Con que se hubiera jugado algo más de una hora, el club no tendría obligación alguna. A las 18:45 hora local, no tuvieron más remedio que anunciar lo inevitable.
De momento, los encuentros comenzarán en la Pista Central y en la Uno a las 12,00 hora local y en el resto de las pistas a las 11,00. Los partidos de dobles masculinos serán al mejor de tres sets, al menos hasta los cuartos de final. La necesidad de una pista cubierta al menos, en un torneo de esta importancia, cobra de nuevo carácter de necesidad urgente. El ejemplo del Abierto de Australia, con dos con posibilidad de cerrarse, es el objetivo. Aquí habrá una, la Central, que aparecerá con un techo corredizo pero en el 2009, y las obras comenzarán en el 2006, con una reestructuración de la histórica pista y sus alrededores.
Tampoco se escapa que este año puede darse por tercera vez que en el segundo domingo, tradicionalmente dedicado al descanso, haya tenis en Wimbledon. Drástica medida que se produjo por primera vez en 1991 y luego en 1997, y que significó una revolución en el torneo. Los jugadores han permanecido resguardados en el restaurante y en sus vestuarios, consultando Internet, jugando a la Play Station o aprovechando para recibir masajes. "Estos días se complica especialmente el trabajo para nosotros", comentaba el fisioterapeuta español Juan Reque, uno de los más perjudicados por el mal tiempo.
Quince españoles figuraban en el programa, y algunos después de tres días de competición todavía no han disputado ni un solo punto, como la ex campeona Conchita Martínez, vencedora en 1994; Virginia Ruano, Arantxa Parra, Félix Mantilla, y David Sánchez. O para desesperación de otras como la salmantina María Antonia Sánchez Lorenzo, que se encuentra a sólo cuatro puntos de pasar a la segunda ronda, ya que domina a la británica Katie O´Brien, por 6-4, 5-4 y 0-15 en el segundo set. Pero para desesperación la que debe sufrir el argentino Guillermo Coria, tercer favorito, y finalista en Roland Garros hace cuatro semana, que después de saltar a la pista durante dos días contra el surafricano Wesley Moodie, se encuentra a dos puntos de la victoria (6-4, 6-7, 6-3, 6-7, 5-3 y 30-30), y su partido ha sido programado los tres días.
Ni un solo partido ha podido disputarse en esta jornada, tal y como sucedió por última vez en la edición de 1999, cuando el martes 29 de junio, los espectadores tuvieron que regresar a sus casas, mojados, y cariacontecidos. En toda la historia ha sucedido esto en 31 ocasiones. Durante toda la jornada, el portavoz del club no cesó de informar de los posibles claros en el cielo, y de que entonces algún partido podría comenzar. Todo ello para calmar los ánimos de los aficionados y también para no tener que devolver el importe de las entradas. Con que se hubiera jugado algo más de una hora, el club no tendría obligación alguna. A las 18:45 hora local, no tuvieron más remedio que anunciar lo inevitable.
De momento, los encuentros comenzarán en la Pista Central y en la Uno a las 12,00 hora local y en el resto de las pistas a las 11,00. Los partidos de dobles masculinos serán al mejor de tres sets, al menos hasta los cuartos de final. La necesidad de una pista cubierta al menos, en un torneo de esta importancia, cobra de nuevo carácter de necesidad urgente. El ejemplo del Abierto de Australia, con dos con posibilidad de cerrarse, es el objetivo. Aquí habrá una, la Central, que aparecerá con un techo corredizo pero en el 2009, y las obras comenzarán en el 2006, con una reestructuración de la histórica pista y sus alrededores.
Tampoco se escapa que este año puede darse por tercera vez que en el segundo domingo, tradicionalmente dedicado al descanso, haya tenis en Wimbledon. Drástica medida que se produjo por primera vez en 1991 y luego en 1997, y que significó una revolución en el torneo. Los jugadores han permanecido resguardados en el restaurante y en sus vestuarios, consultando Internet, jugando a la Play Station o aprovechando para recibir masajes. "Estos días se complica especialmente el trabajo para nosotros", comentaba el fisioterapeuta español Juan Reque, uno de los más perjudicados por el mal tiempo.
Quince españoles figuraban en el programa, y algunos después de tres días de competición todavía no han disputado ni un solo punto, como la ex campeona Conchita Martínez, vencedora en 1994; Virginia Ruano, Arantxa Parra, Félix Mantilla, y David Sánchez. O para desesperación de otras como la salmantina María Antonia Sánchez Lorenzo, que se encuentra a sólo cuatro puntos de pasar a la segunda ronda, ya que domina a la británica Katie O´Brien, por 6-4, 5-4 y 0-15 en el segundo set. Pero para desesperación la que debe sufrir el argentino Guillermo Coria, tercer favorito, y finalista en Roland Garros hace cuatro semana, que después de saltar a la pista durante dos días contra el surafricano Wesley Moodie, se encuentra a dos puntos de la victoria (6-4, 6-7, 6-3, 6-7, 5-3 y 30-30), y su partido ha sido programado los tres días.