La huelga general y la campaña anti-globalización amenazan la visita de la Comisión del COI a París

Nadie ha olvidado en París que hace dos años los inspectores del COI, presididos entonces por el presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI), Hein Verbruggen, se enfrentaron a las autoridades galas por la organización de los controles antidopaje. Mientras Verbruggen exigía a Francia que se sometiera a las normas del COI, la entonces ministra de Deportes Marie-George Buffet afirmaba que la ley francesa no podía ser derogada por ninguna circunstancia, ni siquiera unos Juegos Olímpicos. Ahora, el nuevo responsable de Deportes, Jean-Francois Lamour, se ha apresurado a allanar la legislación para dejar que sea el COI el que se encargue de la lucha contra el dopaje si ganan los Juegos.

Este punto apuntala la confianza de París en su informe, basado en la proximidad entre los lugares de competición, la mayor parte de los cuales ya están construidos. Aunque sin duda el gran valor de la candidatura es la Villa Olímpica, levantada en el corazón de la ciudad, a diez minutos de los Campos Elíseos y que aglutina algunos de los valores más apreciados por el COI: modernidad, respeto al medio ambiente y herencia, ya que permitirá recuperar un barrio de la capital que será dedicado después a viviendas sociales. Situar la Villa de los atletas en el corazón de París es una enseñanza del informe de 2008, cuando el COI reprochó a la capital francesa que los atletas estuvieran a las afueras, con los consiguientes problemas de inseguridad y transporte.

La Villa Olímpica se sitúa, además, a medio camino entre los dos polos que albergan el 80 por ciento de las competiciones, a los que se llega en un cuarto de hora. Al norte de la ciudad estará el Estadio Olímpico, ya construido, puesto que es el Estadio de Francia, que será completado con diversas instalaciones, como un gran pabellón y un centro acuático entre otras instalaciones. En torno al estadio de Roland Garros, al este de la ciudad, se sitúa el otro polo de competiciones, donde además del tenis tendrían lugar los deportes ecuestres, el tiro o el hockey, entre otros. Precisamente otro de los elementos de tensión del informe parisiense tiene que ver con la ampliación de Roland Garros, al que se oponen algunas asociaciones ecologistas que consideran que privará a la ciudad de una parte de su espacio verde, el Bosque de Bolonia.