La amenaza ha disparado todas las alarmas en Portugal, donde el fútbol es el deporte rey sin discusión, preocupado por el impacto que podría tener una sanción de tales dimensiones, tanto en la imagen como en la cuenta de ingresos de clubes y Federación.
La propia FPF emitió un comunicado en el que hace referencia al "ultimátum" dado por la FIFA al organismo, y apela al "sentido común" de todos los socios para aprobar los cambios necesarios en la próxima Asamblea General, convocada de urgencia para el 19 de marzo.
En el centro de la polémica se encuentra lo que a priori es una mera cuestión burocrática: La adaptación de los estatutos de la FPF al Régimen Jurídico de las Federaciones Deportivas y a las normativas de la UEFA y la FIFA, en vigor desde el 31 de diciembre de 2008.
La Asamblea General de la FPF, sin embargo, ha rechazado en diversas ocasiones las propuestas elaboradas para llevar a cabo esta adaptación -la última vez, el pasado 29 de enero-, ya que para aprobar cualquier cambio se necesita el 75 por ciento de los votos.
La modificación de los estatutos es rechazada frontalmente por la mayoría de las asociaciones regionales y de distrito presentes en la Federación, cuyos votos representan actualmente el 50 por ciento del total de la Asamblea, y cuya cuota de poder será inferior si finalmente se adaptan al régimen jurídico de la FIFA y la UEFA.
El restante 50 por ciento se reparte entre la Liga Portuguesa de Fútbol (20 %), el sindicato de jugadores (10 %) y las asociaciones de entrenadores, árbitros, dirigentes de fútbol, médicos y enfermeros y masajistas (que entre todos suponen el 20 %).
El Gobierno luso también tomó cartas en el asunto e intervino en abril de 2010 para exhortar a la FPF a tomar una solución lo más pronto posible e incluso le desprendió cautelarmente de su estatuto de "Institución de Utilidad Pública" por no haberse adecuado a la normativa correspondiente.
Sin embargo, esto fue interpretado por las asociaciones regionales y de distrito portuguesas como una "injerencia inaceptable", de manera que el problema ha seguido enquistado en el seno de la FPF.