La conexión Vicente-Morientes hace trizas al Atlético y permite a un gran Valencia acostarse tercero (3-1)

(Libertad Digital) Valencia y Atlético han disputado un partido intenso en Mestalla. Los de Javier Aguirre nunca bajaron la guardia, pero acabaron topándose con un rival muy efectivo y, especialmente, con un inspirado Fernando Morientes. El encuentro, ya en la primera mitad, se disputó al ritmo que más le interesó al Valencia, que trató desde el principio de encontrar espacios para jugar al contragolpe y forzar al Atlético a jugar como menos le gusta, con la obligación de llevar la iniciativa. Marcar un gol permitió pronto al Valencia consolidarse en su planteamiento inicial. Y el 1-0 llegó en un córner lanzado desde la derecha por Villa que Ayala cabeceó de forma impecable entrando desde atrás.

El partido se había puesto de cara al Valencia, que, aunque tuvo los espacios que buscaba para la contra, casi nunca fue capaz de crear peligro. El Atlético, por contra, se encontró con lo que menos le gusta, con el balón y con muchos defensores rivales por detrás de la pelota, con pocos espacios y obligado a centrar balones desde lejos, hasta el punto de que su mejor ocasión en el primer tiempo se produjo en una mala salida de Cañizares que obligó a que Albelda a despejar el balón casi en la línea de meta. El dominio del equipo madrileño fue insistente en los minutos finales del primer período, pero un choque entre Cañizares y Albiol, tras el que ambos tuvieron que ser atendidos, rompió el ritmo de juego y el encuentro llegó al descanso con mínima ventaja local.

El dominio del Atlético fue más insistente si cabe al principio del segundo tiempo. En ocho minutos el Valencia no llegó a la portería de Leo Franco, pero la primera vez que lo hizo, en un contragolpe de Villa, Vicente permitió que Morientes lograra el 2-0. Todo se había puesto muy de cara para el equipo local, aunque el Atlético lograría recortar distancias en tres minutos, los que tardó el ex valencianista Mista en acortar diferencias de un disparo seco y con la derecha desde fuera del área. Era el primer contragolpe del Atlético.

El partido había enloquecido, pero de repente se volvió a poner como siempre había estado, con la iniciativa para el Atlético y los espacios para el Valencia. El equipo local tardó, desde su segundo gol, once minutos en volver a pisar el área atlético. Cuando lo hizo de nuevo, volvió a marcar, y de nuevo gracias a la conexión Vicente-Morientes. El extremo zurdo puso un balón de oro para el de Sonseca, que sólo tuvo que empujarlo al fondo de la red para colocar el definitivo 3-1 en el marcador. El Atlético no se descompuso y trató de mantener la posesión del balón y buscar un segundo gol que los metiera de nuevo en el partido ante un Valencia al que se le marcharon por lesión Vicente y el guardameta Cañizares.