L D (EFE) El inglés destapó sus grandes dotes de recuperador, pues salvó con maestría sus incesantes caídas a los 'bunkers' y , en el aspecto físico, superó el virus estomacal que le dejó casi noqueado la víspera. Pero si Rose fue hoy un héroe contra el fuerte viento de Levante, los ojos comienzan a mirar a Jiménez como uno de los favoritos para ganar en Valderrama, una vez casi descartados Sergio García y Gonzalo Fernández-Castaño, ambos con siete sobre el par. Jiménez, el español que ha ganado este torneo en sus veinte años de vida (Montecastillo, 1999), también es el único de los 55 jugadores que regresa a casa, cada noche, para descansar junto a su familia. El andaluz ha subido al tercer lugar, a cinco golpes del líder, a uno de Harrington e igualado con el danés Soren Kjeldsen, el indio Randhawa y el norirlandés Graeme McDowell.
Las opciones de Jiménez crecen en un campo que conoce al dedillo, desde que en 1997 ejerciera de ayudante de Seve Ballesteros en la Copa Ryder y en 2000 perdiera el American Express en un desempate con Tiger Woods. El Ferrari de Jiménez ruge cada mañana por la autopista AP-7, que une Málaga con Valderrama. Son los únicos momentos en donde Jiménez mete ruido. Ya en el campo, el malagueño se desliza sigilosamente encontrado calles, evitando el "rough", muy alto y castigador, y buscando al vuelo la inspiración en los "greens". Sus 70 golpes le metieron en la pelea.
"Me encuentro a gusto en el campo. Estoy arriba, en buena posición y vamos echándole el aliento a los de delante", comentó Jiménez. "No se puede hablar todavía de campeón. Hay proyecto de campeón, pero faltan 36 hoyos por jugar y hasta el último hoyo del domingo no lo habrá", añadió. El entusiasmo y el acierto de Jiménez (43 años) ha divido a lo seguidores en Valderrama. Los españoles caminan en masa tras el malagueño, mientras los numerosos extranjeros, en su mayoría de las Islas Británicas residentes en Andalucía, persiguen a Rose y Harrington.
La situación en la tabla de Rose, este año siempre por debajo del puesto decimotercero en los cuatro 'Grandes', y de Harrington, último campeón del Open Británico, dispara las conjeturas sobre quién de los dos ganará la Orden de Mérito de 2007.
Las opciones de Jiménez crecen en un campo que conoce al dedillo, desde que en 1997 ejerciera de ayudante de Seve Ballesteros en la Copa Ryder y en 2000 perdiera el American Express en un desempate con Tiger Woods. El Ferrari de Jiménez ruge cada mañana por la autopista AP-7, que une Málaga con Valderrama. Son los únicos momentos en donde Jiménez mete ruido. Ya en el campo, el malagueño se desliza sigilosamente encontrado calles, evitando el "rough", muy alto y castigador, y buscando al vuelo la inspiración en los "greens". Sus 70 golpes le metieron en la pelea.
"Me encuentro a gusto en el campo. Estoy arriba, en buena posición y vamos echándole el aliento a los de delante", comentó Jiménez. "No se puede hablar todavía de campeón. Hay proyecto de campeón, pero faltan 36 hoyos por jugar y hasta el último hoyo del domingo no lo habrá", añadió. El entusiasmo y el acierto de Jiménez (43 años) ha divido a lo seguidores en Valderrama. Los españoles caminan en masa tras el malagueño, mientras los numerosos extranjeros, en su mayoría de las Islas Británicas residentes en Andalucía, persiguen a Rose y Harrington.
La situación en la tabla de Rose, este año siempre por debajo del puesto decimotercero en los cuatro 'Grandes', y de Harrington, último campeón del Open Británico, dispara las conjeturas sobre quién de los dos ganará la Orden de Mérito de 2007.