(Libertad Digital) En los días previos, la selección italiana había cargado las aguas por el presunto "arreglo" entre Dinamarca y Suecia, para igualar a dos o más tantos y, con ello, clasificarse ambos y dejar fuera a la squadra azzurra. El temido empate terminaba cumpliéndose. Llegaba casi en el último minuto, como también vino en ese instante el gol del triunfo de Italia sobre Bulgaria.
Giovanni Trapattoni, ante las bajas de los suspendidos Totti, Cannavaro y Gattuso y del lesionado Cristiano Zanetti, a las que se unió la inicial de Vieri, dio entrada a Materazzi, Fiore y Corradi. Además, volvió a fiar las esperanzas de su equipo a la creación de Pirlo y a la genialidad de Cassano. Pero Pirlo no se ha lucido esta vez e Italia ha vuelto a mostrar las malas sensaciones de la era Trap. Y es que extrañamente a lo previsto, se presentó sobre el campo una selección azzurra sin gran mordiente, tensa, espesa y lenta en la acción y demasiado previsible. Enfrente estaba una Bulgaria eliminada y que no se jugaba más que el prestigio y el estrenar su marcador de puntos y de goles. Pero los búlgaros se plantaron orgullosos y atentos, aunque evidenciaron notables lagunas, especialmente en ataque, y con tan sólo Martin Petrov como jugador de cierto nivel.
Ello les bastó para complicar las cosas en la primera mitad a un rival sin continuidad ni carácter, que no buscó las bandas como se preveía y que pareció atenazado por la importancia de la puesta en juego. Curiosamente, parecía echar en falta la potencia física y garra del tosco correcaminos Gattuso. Y fue Bulgaria quien antes se presentó ante la meta rival, con un disparo lejano de Martin Petrov. Eso sí, Italia, más producto de la individualidad, dispuso de dos buenas ocasiones para anotar: parada de Zdravkov a disparo de Fiore y rechace que recoge Del Piero y envía fuera; y Cassano la manda fuera por poco. Italia no sólo no reaccionó, ni siquiera sabiendo que a la media hora, en el otro encuentro del Grupo C, Dinamarca se adelantaba en el marcador ante Suecia y que, con ello, le bastaba con ganar, sino que, incluso, encajó el mazazo al borde del descanso del gol búlgaro. El colegiado ruso Valentin Ivanov sancionó con penalti una pugna entre Materazzi y Berbatov, con caída dentro del área italiana del segundo. Martin Petrov ejecutó sin problemas y ubicó el sorprendente 0-1 en el marcador, con el que su selección se estrenaba en la Eurocopa.
La segunda mitad vio otra Italia, al menos en carácter y velocidad ya que siguió sin gran juego. Pero muy pronto encontró el empate, en una jugada de Cassano con disparo al travesaño y un error grave del meta búlgaro que no se hizo con el balón y permitió el toque de Perrotta. En ese momento, a Italia la faltaban dos goles, pues casi a continuación Suecia empató ante Dinamarca (1-1). Y Trapattoni decidió buscarlos dando entrada al renqueante Vieri por un Corradi que poco había aportado. El conjunto italiano empezó a agobiar a base de corazón y presión a una Bulgaria temerosa y dando síntomas de estar ya muy cansada. Italia se volcó, dispuso rápido de un par de ocasiones (Del Piero y Vieri), pero siguió sin juego. La entrada de Oddo intentó dar mayor profundidad al juego italiano por las bandas. Sin embargo, fue en remates en acciones a balón parado cuando el equipo italiano estuvo más cerca del segundo gol. Italia, además, protestó la no concesión de un penalti por derribo a Cassano que en realidad pareció ser falta.
El último cuarto de hora resultó dramático para una Italia tan pendiente de buscar su segundo gol como que Suecia no lograra el suyo y ubicara el "sospechoso" 2-2 en el marcador de su partido contra Dinamarca. Pero fue Buffon quien siguió manteniendo las ilusiones italianas al oponerse con brillantez a un potente saque directo de falta de Berbatov. Poco después, tras saque de esquina, fue Nesta quien obligó a Zdravkov a una buena intervención. El drama aumentó en un partido que ya estaba roto, con el equipo italiano pasando del centro del campo y colgando balones y con una Bulgaria buscando el triunfo, que pudo lograrlo en el minuto 93. Lo que llegó fue el 2-2 en el Dinamarca-Suecia que ya hacía inútil lo que pasará en el Italia-Bulgaria. Y, casi a continuación el 2-1 a cargo de Cassano, que celebró el tanto creyendo que le daba el pase, pues no sabía lo que acontecía en el otro encuentro. Cuando lo supo cayó al suelo en medio de un mar de lágrimas.