L D (EFE) El cuadro italiano se presentó a la lucha por el bronce con una sola victoria en cuatro partidos (ante Bulgaria). Un pobre bagaje para la que fuera designada mejor selección del siglo XX. Aún así y sin nada por lo que sobresalir, ha conseguido mantener, al menos, la tradición triunfalista de antaño. Y eso que la amenaza checa pareció ir en serio. El conjunto de Pavel Rarabek, al margen de la presión sentida en las semifinales ante Brasil, alarmó las intenciones transalpinas. La capacidad resolutiva de Martin Lebl y Jakub Novotny impulsó a los checos hacia el primer triunfo parcial.
La República Checa ha iniciado una nueva etapa. Debutante en una fase final de la Liga Mundial se ha aproximado más que nunca a la gloria que saboreó la extinta Checoslovaquia en la década de los 70. Pero le falta experiencia. Y en eso ganó el equipo italiano. El equipo de Montali, acostumbrado a estas citas, se puso a tono. El preparador transalpino había apostado por el joven Matej Cernic en detrimento de Hristo Zlatanov, desaparecido en los momentos claves.
Cernic supo llevar el peso del equipo italiano y le condujo a ganar los dos sets posteriores sin excesivo agobio. También se impuso en el tercero. A pesar de la aparente reacción checa, que dominó el marcador parcial hasta los quince puntos. A partir de ahí, cuatro tantos seguidos de los italianos giraron la manga y encarrilaron el partido para aposentar a Italia en la parte baja del podio.
La República Checa ha iniciado una nueva etapa. Debutante en una fase final de la Liga Mundial se ha aproximado más que nunca a la gloria que saboreó la extinta Checoslovaquia en la década de los 70. Pero le falta experiencia. Y en eso ganó el equipo italiano. El equipo de Montali, acostumbrado a estas citas, se puso a tono. El preparador transalpino había apostado por el joven Matej Cernic en detrimento de Hristo Zlatanov, desaparecido en los momentos claves.
Cernic supo llevar el peso del equipo italiano y le condujo a ganar los dos sets posteriores sin excesivo agobio. También se impuso en el tercero. A pesar de la aparente reacción checa, que dominó el marcador parcial hasta los quince puntos. A partir de ahí, cuatro tantos seguidos de los italianos giraron la manga y encarrilaron el partido para aposentar a Italia en la parte baja del podio.