Es fundamental para la salud mental de cualquiera estar a gusto en su trabajo. Es decir, se supone que no todo han sido rosas con espinas para Alonso en McLaren. Su buena relación con Pedro Martínez de la Rosa pudo ser determinante a la hora de fichar, aunque no tanto como el suculento sueldo que ofrecía la escudería británica al que iba a ser bicampeón del mundo. No podemos olvidar que Alonso había rechazado antes un superofertón de Honda.
Pero no se imaginaba que se iba a meter en una jaula de leones, donde el león más callado, Lewis Hamilton, es el rey de la manada. El ojito derecho de Ron Dennis tiene a toda la prensa británica –y de otros países- a sus pies. Qué decir de la relación de Alonso con los reporteros, más parecida a la de un perro con un gato.
Pero lo lógico era que el asturiano fuera el número uno del equipo y él mismo esperaba algo parecido a la sumisión de los compañeros de Michael Schumacher a lo largo de su carrera. A base de podios y victorias, hasta llegar al liderato del Mundial, Hamilton se reivindicó como número uno del equipo y Alonso como el que tenía que desempolvar sus galones –cosa que ha hecho, por supuesto-.
El asturiano estalla en Hungría, el cuatro de agosto. Ron Dennis, en su declaración ante el Consejo Mundial de la FIA, confirma que Alonso le amenazó a él y a Martin Whitmarsh con enseñar los correos que mantenía con la información de Ferrari a la FIA. Desde entonces, la relación entre ambos es "extremadamente fría", como confirma Dennis. "Fernando Alonso no habla mucho con nadie. Es un piloto muy solitario", dice su jefe.
De nada ha servido el posterior rectificado forzado por su representante. Alonso descubrió sus cartas y no ha dado una verdadera marcha atrás en su declaración de guerra realizada en Hungría.