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China intenta ocultar al mundo sus miserias con una espectacular ceremonia de inauguración

El Estadio Nacional de Pekín ha sido testigo de la mejor ceremonia inaugural de unos Juegos Olímpicos. Miles de espectadores han vibrado con un espectacular evento que ha durado más de cuatro horas y en el que la pirotecnia, uno de los grandes inventos de China, ha tenido su lógico protagonismo. Pese a lo bonito del acto, los organizadores no han logrado plenamente su propósito de despolitizar los JJOO y obviar la total falta de respeto hacia los derechos humanos por parte del Gobierno de Hu Jintao.

(Libertad Digital) El secreto del último portador de la llama olímpica se desveló en la persona del veterano gimnasta Li Ning, triple medallista de oro en Los Angeles'84, que cual trapecista recorrió suspendido en el aire toda la cornisa del Nido del Pájaro -nombre con el que se conoce popularmente al Estadio Nacional de Pekín- para encender el pebetero rojo, que simboliza un rollo de pergamino. Minutos antes, el presidente de China, Hu Jintao, había declarado inaugurados los Juegos de la XIX Olimpiada en un palco repleto de jefes de Estado, entre ellos el de Estados Unidos, George Bush, y el de Francia, Nicolas Sarkozy.

El momento más esperado durante años por los chinos, las 8 de la tarde del mes octavo del año 2008, llegó puntualmente con un espectacular estallido de fuegos artificiales que llenaron de colores el plomizo cielo de la capital china. 2008 tamborileros -no podía ser otro número- habían hecho segundos ante una espectacular cuenta atrás tocando el 'fou', un instrumento de percusión recubierto de bronce y que ya se usaba hace tres mil años. Sin tiempo para tomar aliento, una colosal secuencia de 29 pisadas estampadas sobre el aire partieron de la céntrica plaza de Tiananmen hasta terminar en el mismo estadio y con ello recordar al mundo que la pólvora es uno de los grandes inventos de China. La última pisada se disolvió en pequeñas centellas que formaron los anillos olímpicos rodeados de duendes voladores en un canto al romanticismo y la belleza.

A continuación, 56 niños ataviados con los vestidos típicos y representantes de las 56 etnias diferentes del país más poblado de la tierra irrumpieron en el escenario para estar en el izado de la bandera de China mientras sonaba el himno nacional. La tinta, otro de los más importantes inventos chinos, quedó plasmada en unos pergaminos gigantes en los que bailarines escribían trazando dibujos con las manos mientras se deslizaban por el suelo.

Las referencias a los principales elementos de la historia y la cultura china se sucedieron con la ópera de Pekín escenificada con marionetas o la ruta de la seda que abrió el comercio con occidente hace dos mil años. La cometa, otro de los símbolos de China, no podía faltar, en este caso guiada en el aire por una niña de cinco años mientras cientos de figuras humanas iluminadas formaban la silueta Nido de Pájaro ante el asombro de los 91.000 espectadores que lo poblaban.

El taichi, boxeo en la sombra que simboliza la armonía entre el hombre y la naturaleza, fue ejecutado por el número mágico de 2008 personas, mientras una espectacular cascada de agua se proyectaba en la impresionante pantalla que recorre toda la cornisa del estadio. Uno de los momentos estelares de la noche fue la presentación de la canción de los Juegos, "Tú y Yo", interpretada por el ídolo local Liu Huan y la británica Sarah Brightman, que interpretaron el romántico tema montados sobre un monumental globo terráqueo para expresar el deseo de unión de los pueblos y en consonancia con el lema de los Juegos: "Un mundo, un sueño".

 
La delegación española rompe el protocolo

La melodía dejó paso a la parte más alegre de la ceremonia, el desfile de los verdaderos protagonistas, los atletas de los 204 países participantes, uno menos de los previstos porque este mismo viernes, horas antes de la ceremonia, el COI decidía excluir a Brunei por no haber inscrito a ningún atleta. Grecia, la cuna del olimpismo, fue el primer país en desfilar como manda la tradición, pero esta norma se alteró porque el orden de entrada en el estadio se hizo de acuerdo con el alfabeto mandarín. Lo que tampoco varió fue que el país anfitrión, China, cerrara el desfile con el consiguiente delirio de los espectadores que obsequiaron con un ensordecedor aplauso a sus compatriotas y al estandarte, el jugador de la NBA Yao Ming, que hacía de abanderado por segundos Juegos consecutivos.

 
Desafiando el tremendo calor y la pegajosa humedad, los deportistas desfilaron durante dos horas sin perder el buen humor como el tenista suizo Roger Federer, a quien el español Rafael Nadal le arrebatará la próxima semana la condición de número uno del mundo. La delegación española rompió el protocolo al salirse muchos de sus atletas de la pista para saludar a las cámaras de la Televisión Española, mientras en el palco les saludaban los Príncipes de Asturias. Taipei y Hong Kong fueron ovacionados con cariño, mientras que Estados Unidos no llegó a recibir una bronca ni tampoco Francia. Sus respectivos presidentes, George Bush y Nicolas Sarkozy, les saludaron efusivamente desde la grada.
 
Rogge, a los atletas: "Rechazad el dopaje y la trampa"

El presidente del Comité Olímpico Internacional, el belga Jacques Rogge describió a Pekín como "un anfitrión del presente y una puerta hacia el futuro" y añadió "habéis elegido el lema de 'Un mundo, un sueño', y eso es lo que somos hoy". Por último, dijo a los atletas: "Recordad que sois un modelo para la juventud del mundo. Rechazad el dopaje y la trampa. Que estemos orgullosos de vuestros logros y de vuestra conducta". Y terminió pidiendo: "Competid con el espíritu de los valores olímpicos: superación, amistad y respeto".

 
Unas 91.000 personas dentro del estadio y una audiencia potencial cercana a los 4.000 millones de telespectadores han seguido la ceremonia inaugural de los Juegos, que por primera vez se celebran en China.
 
Además, Rogge no dejó escapar la oportunidad para añadir algún matiz a la polémica que ha suscitado la celebración de unos Juegos Olímpicos en un país como China. El presidente del COI, en su discurso, ha dicho a los atletas, que los Juegos representan "la reunión pacífica de 204 comités nacionales olímpicos, cualquiera que sea su etnia, religión, raza o sistema político".
 

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