Hrbaty enmienda la derrota de Kucera e iguala la eliminatoria de Copa Davis tras vencer a Ancic
Dominik Hrbaty batió a Mario Ancic y se erigió en el salvador provisional de Eslovaquia, que ha convertido en un acontecimiento nacional, mucho más allá del aspecto deportivo, la pelea por el título de la Copa Davis en la que se mantiene con opciones después del triunfo de su jugador en el segundo punto de la eliminatoria que dirime con Croacia: 7-6 (4), 6-3, 6-7 (4) y 6-4.
El azar y la permanente condición de local han impulsado al equipo eslovaco, capitaneado por Miloslav Mecir, una de las leyendas deportivas del país, al umbral de un gran triunfo. De un momento feliz. Hrbaty, un hombre de la casa, un vecino de Bratislava, ha rescatado el aliento de un equipo y de una afición invadida por cierto pesimismo. Víctima de las malas noticias que han abordado a sus componentes y por el autoritarismo con el que Croacia se apuntó el primer punto del duelo.
Pero Hrbaty, tan frío como aparenta y lleno de talento, devolvió las expectativas a todos los eslovacos. Cumplió su cometido al margen de la presión supuesta. No sin esfuerzo. Y batió a Mario Ancic, un joven y prometedor alumno de la escuela de Goran Ivanisevic que desechó una buena ocasión para empezar a convertirse, también él, en héroe nacional. La raqueta de Split, de veintiún años, estuvo desbordado por la responsabilidad. No le bastó su potente servicio. Un arma sin igual. Fue a contracorriente sometido por el aliento enervado de cuatro mil seguidores que poblaron el Sibamac Arena. Cuando cedió el primer 'tie break' no supo reaccionar. No rentabilizó sus veintinueve saques directos. Ni las consecuencias extraídas de los cinco duelos previos que ya había disputado con Hrbaty, al que ganó en las tres más recientes. Perdió el partido aunque pareció reaccionar con la conquista del tercer set.
Hrbaty enderezó un día que nació torcido. Que amaneció con la baja de su número dos Karol Beck, oficialmente por una lesión de rodilla, y que alimentó las sospechas surgidas en la víspera ante un posible positivo de dopaje. El veterano Karol Kucera, próximo a la retirada, asumió el reto del enfrentamiento de apertura frente a Ivan Ljubicic. Y el mejor tenista del curso en pista cubierta no tuvo sobresaltos para ventilar su compromiso y aproximar a Croacia hacia la conquista de su primera ensaladera (6-3, 6-4 y 6-3).
El croata de origen bosnio -es nativo de Banja Luka- se encontró de pronto con un rival al margen del cartel en las vísperas y aprovechó la coyuntura. Kucera, con ya de 31 años, vive envuelto en la nostalgia y en los recuerdos de sus mejores momentos como jugador, enterrados desde 1998 cuando llegó a ser el sexto del mundo. Todo lo contrario que Ljubicic, noveno del mundo y alentado por el récord en la Davis de John McEnroe -doce triunfos (individuales y dobles) en 1982-. Sólo con el servicio el croata intimidó a su adversario. Llegó a servir a 233 kilómetros hora. Impulso que alternó con un sólido juego desde el fondo de la pista, donde apenas fue inquietado por los arrebatos ofensivos del de Bratislava, que ejecutó tímidas subidas a la red en busca de una respuesta al dominio del balcánico.
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