L D (EFE) Ha sido un triunfo del extraordinario espíritu de lucha del pequeño gladiador australiano, que debió remontar un marcador adverso para superar a un jugador de la categoría de Roger Federer. En la primera parte del encuentro, las diferencias fundamentales entre Federer y Hewitt estuvieron en la solidez del juego del suizo y su habilidad para superar circunstancias adversas con la precisión de su saque o de sus golpes, mientras que Hewitt se mostró lento, impreciso y pegado a su base, sin encontrar la fórmula para combatir la superioridad de su rival. Pero a partir de la tercera manga, la intensidad del australiano comenzó a manifestarse claramente, y, ante la incredulidad de todos, comenzó a dar vuelta un trámite que parecía perdido ante un tenista suizo que se fue desdibujando rápidamente.
El campeón de Wimbledon, sin mostrar el desgaste del partido de dobles del sábado, comenzó el primer set quebrando el saque del Hewitt en el segundo juego, pero el australiano se recuperó inmediatamente rompiendo el del suizo en el tercero. Pero después de mantenerse la paridad hasta el undécimo juego, Federer logró romper el servicio de Hewitt en el crucial duodécimo para adjudicarse el set tras 48 minutos de enconada lucha. En la segunda manga apareció un Federer en toda su dimensión para demoler a un Hewitt frustrado por la clara superioridad del suizo. Hewitt, en ningún momento, encontró soluciones para contrarrestar la agresividad, potencia y precisión de los saques y variedad de golpes del suizo, que esta vez sólo necesitó 25 minutos para superar al local. Federer rompió el saque de Hewitt en los juegos sexto y octavo, para adelantarse 2-0 en el marcador.
En el tercer set, cuando parecía que Federer se quedaba con el triunfo tras romper el saque de Hewitt en el octavo juego y sacaba para ganar la manga y el partido, el suizo se encontró con un australiano determinado a luchar hasta el final. El tenista local quebró el servicio de Federer en el siguiente juego y mantuvo el suyo para igualar 5-5. El suizo se recuperó del momentáneo bajón para ganar el siguiente, pero Hewitt se adjudicó el suyo para llegar al tie-break donde el australiano se impuso por 7-4. En el cuarto set, mientras Federer fue perdiendo la agresividad y consistencia de las dos mangas iniciales, empezó a surgir un Hewitt dispuesto a superar la adversidad y a explotar el cansancio que se comenzó a manifestar en el suizo, quien ya no atacó la red como al principio y concentró el juego desde su base para evitar el desgaste de sus energías.
Un australiano mucho más efectivo y agresivo consiguió romper el saque de Federer en el sexto juego, y pese a que el suizo pudo quebrar el de Hewitt en el noveno, el local se recuperó para volver a romper el de su rival en el duodécimo y quedarse con la cuarta manga. El quinto y decisivo set el australiano fue aplastante, demoliendo a un Federer totalmente agotado por los trece sets que debió disputar en los tres días de la final y le dio a su país una memorable victoria celebrada largamente por el público presente en el Rod Laver Arena de Melbourne.
El campeón de Wimbledon, sin mostrar el desgaste del partido de dobles del sábado, comenzó el primer set quebrando el saque del Hewitt en el segundo juego, pero el australiano se recuperó inmediatamente rompiendo el del suizo en el tercero. Pero después de mantenerse la paridad hasta el undécimo juego, Federer logró romper el servicio de Hewitt en el crucial duodécimo para adjudicarse el set tras 48 minutos de enconada lucha. En la segunda manga apareció un Federer en toda su dimensión para demoler a un Hewitt frustrado por la clara superioridad del suizo. Hewitt, en ningún momento, encontró soluciones para contrarrestar la agresividad, potencia y precisión de los saques y variedad de golpes del suizo, que esta vez sólo necesitó 25 minutos para superar al local. Federer rompió el saque de Hewitt en los juegos sexto y octavo, para adelantarse 2-0 en el marcador.
En el tercer set, cuando parecía que Federer se quedaba con el triunfo tras romper el saque de Hewitt en el octavo juego y sacaba para ganar la manga y el partido, el suizo se encontró con un australiano determinado a luchar hasta el final. El tenista local quebró el servicio de Federer en el siguiente juego y mantuvo el suyo para igualar 5-5. El suizo se recuperó del momentáneo bajón para ganar el siguiente, pero Hewitt se adjudicó el suyo para llegar al tie-break donde el australiano se impuso por 7-4. En el cuarto set, mientras Federer fue perdiendo la agresividad y consistencia de las dos mangas iniciales, empezó a surgir un Hewitt dispuesto a superar la adversidad y a explotar el cansancio que se comenzó a manifestar en el suizo, quien ya no atacó la red como al principio y concentró el juego desde su base para evitar el desgaste de sus energías.
Un australiano mucho más efectivo y agresivo consiguió romper el saque de Federer en el sexto juego, y pese a que el suizo pudo quebrar el de Hewitt en el noveno, el local se recuperó para volver a romper el de su rival en el duodécimo y quedarse con la cuarta manga. El quinto y decisivo set el australiano fue aplastante, demoliendo a un Federer totalmente agotado por los trece sets que debió disputar en los tres días de la final y le dio a su país una memorable victoria celebrada largamente por el público presente en el Rod Laver Arena de Melbourne.