L D (EFE) Éste es el quinto grande que Henin acumula ya en su palmarés, después de los tres logrados en París y los del Abierto de Estados Unidos (2003) y Abierto de Australia (2004). De alguna manera sirve para hacer olvidar la final de Melbourne este mismo año, en la que tuvo que retirarse ante la francesa Amelie Mauresmo cuando perdía por 6-1 y 2-0 debido a una gastroenteritis. "Espero ponértelo más difícil la próxima vez", decía Kuznetsova antes de que se le entregara la Copa Suzanne Lenglen a Henin, quien ha dedicado el trofeo a su marido, familia y a su entrenador, el argentino Carlos Rodríguez.
Svetlana Kuznetsova recibía también un recuerdo de esa final, un póster enmarcado de manos del presidente de la Federación de Tenis Francesa. "Gracias a Stefan (Ortega), con quien empecé a trabajar el año pasado. Te prometo trabajar más a partir de ahora y ser más inteligente, y gracias a Arantxa (Sánchez Vicario) también", añadía la rusa afincada en Barcelona. "Ganar por tercera vez aquí es extraordinario, el torneo ha sido increíble", decía por su parte Henin, quien levantó la Copa con orgullo.
Un encuentro entre dos campeonas del Grand Slam (Kuznetsova ganó el Abierto de Estados Unidos en el 2004) merecía haber exhibido mayor calidad, pero en esta ocasión el brillo estuvo ausente y ambas cometieron demasiados fallos: treinta de la belga por 38 de la rusa. La notable superioridad de Henin en sus enfrentamientos anteriores (10-1) dispuso ya de entrada que la belga jugara con soltura, ausente de presión y dejara a Kuznetsova la obligación de llevar el peso del duelo. A diferencia del año pasado, cuando la rusa dispuso de dos bolas de partido contra Henin (7-6, 4-6 y 7-5) cuando dominaba por 5-3 en el tercero, esta vez no hubo tanta batalla y Sveta cometió demasiados fallos, imperdonables en una final contra alguien que es capaz de adaptar su juego a cualquier superficie pero sobre todo a la de tierra batida.
Kuznetsova empezó mal al ceder de entrada su saque y dejar que su rival alcanzara una ventaja considerable de 4-1, pero quizás porque recordó que la táctica a seguir era presionar al máximo con su derecha, logró remontar hasta el 3-4, e incluso dispuso de un punto de ruptura para igualar, pero su derecha se fue lejos. Henin aprovechó la siguiente oportunidad en que sirvió para cerrar esta manga en 50 minutos a la primera oportunidad. En la segunda la jugadora rusa, parecía haber aprendido la lección, cuando conservó su saque de entrada y quebró el de Henin a continuación y se colocó con 2-0, pero de nuevo dejó escapar el suyo en el siguiente juego y el partido volvió a controlarlo Henin.
Las fuerzas parecían equilibradas pero Henin llevaba ya una ventaja psicológica, que se puso en evidencia en el séptimo juego (4-3) al quebrar de nuevo el saque de "Sveta". Justine necesitó la segunda oportunidad para cerrar el partido, después de que Kuznetsova lanzara muy lejos un golpe de derecha. Un nuevo regalo. La belga se llevaba así el título 26 de su carrera y el tercero en esta temporada, después de los de Dubai y Sydney. Recibió un cheque por 940.000 euros, mientras que Kuznetsova se hizo con otro por menos de la mitad. Henin subirá del quinto al tercer puesto de la clasificación mundial y Kuznetsova del décimo al sexto.
Svetlana Kuznetsova recibía también un recuerdo de esa final, un póster enmarcado de manos del presidente de la Federación de Tenis Francesa. "Gracias a Stefan (Ortega), con quien empecé a trabajar el año pasado. Te prometo trabajar más a partir de ahora y ser más inteligente, y gracias a Arantxa (Sánchez Vicario) también", añadía la rusa afincada en Barcelona. "Ganar por tercera vez aquí es extraordinario, el torneo ha sido increíble", decía por su parte Henin, quien levantó la Copa con orgullo.
Un encuentro entre dos campeonas del Grand Slam (Kuznetsova ganó el Abierto de Estados Unidos en el 2004) merecía haber exhibido mayor calidad, pero en esta ocasión el brillo estuvo ausente y ambas cometieron demasiados fallos: treinta de la belga por 38 de la rusa. La notable superioridad de Henin en sus enfrentamientos anteriores (10-1) dispuso ya de entrada que la belga jugara con soltura, ausente de presión y dejara a Kuznetsova la obligación de llevar el peso del duelo. A diferencia del año pasado, cuando la rusa dispuso de dos bolas de partido contra Henin (7-6, 4-6 y 7-5) cuando dominaba por 5-3 en el tercero, esta vez no hubo tanta batalla y Sveta cometió demasiados fallos, imperdonables en una final contra alguien que es capaz de adaptar su juego a cualquier superficie pero sobre todo a la de tierra batida.
Kuznetsova empezó mal al ceder de entrada su saque y dejar que su rival alcanzara una ventaja considerable de 4-1, pero quizás porque recordó que la táctica a seguir era presionar al máximo con su derecha, logró remontar hasta el 3-4, e incluso dispuso de un punto de ruptura para igualar, pero su derecha se fue lejos. Henin aprovechó la siguiente oportunidad en que sirvió para cerrar esta manga en 50 minutos a la primera oportunidad. En la segunda la jugadora rusa, parecía haber aprendido la lección, cuando conservó su saque de entrada y quebró el de Henin a continuación y se colocó con 2-0, pero de nuevo dejó escapar el suyo en el siguiente juego y el partido volvió a controlarlo Henin.
Las fuerzas parecían equilibradas pero Henin llevaba ya una ventaja psicológica, que se puso en evidencia en el séptimo juego (4-3) al quebrar de nuevo el saque de "Sveta". Justine necesitó la segunda oportunidad para cerrar el partido, después de que Kuznetsova lanzara muy lejos un golpe de derecha. Un nuevo regalo. La belga se llevaba así el título 26 de su carrera y el tercero en esta temporada, después de los de Dubai y Sydney. Recibió un cheque por 940.000 euros, mientras que Kuznetsova se hizo con otro por menos de la mitad. Henin subirá del quinto al tercer puesto de la clasificación mundial y Kuznetsova del décimo al sexto.