Al final del partido disputado en el Parken Stadion de Copenhague (1-1), correspondiente a la cuarta jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones, Solbakken se acercó a Guardiola para ofrecerle la mano. El técnico de Sampedor no se la negó, pero sí se mostró muy molesto cuando el noruego le pasó la mano por el hombro al enfilar ambos el camino a los vestuarios.
Fue entonces cuando el preparador del Barça le recriminó a Solbakken sus declaraciones en la previa. El noruego dijo el lunes que José Manuel Pinto, sancionado por la UEFA con dos partidos de suspensión por su silbido en el partido de la tercera jornada que enfrentó al Barça y el Copenhague en el Camp Nou (2-0) –el portero gaditano imitó supuestamente el pitito del árbitro y provocó que el brasileño César Santin se detuviera cuando se quedaba solo ante la portería rival pensando que incurría en fuera de juego–, era una "manzana podrida".
Guardiola no se mordió la lengua y mostró su enfado con el técnico del Copenhague con claros aspavientos. Parecía que la cosa podía llegar a mayores, pero afortunadamente apareció Sergio Busquets en medio de la escena para aplacar los ánimos, muy encendidos.
Lógicamente, había una gran expectación por ver qué decían los dos protagonistas, Guardiola y Solbakken, en la rueda de prensa posterior al partido. El primero en comparecer fue el técnico español, quien dijo que Pinto "le da mil vueltas" a Solbakken, que en su etapa de jugador actuó como centrocampista en las filas del Copenhague, Aalborg y Wimbledon, entre otros equipos, y fue internacional noruego.
"No puede llamarle manzana podrida, que se preocupe de (César) Santin y de sus jugadores", declaraba en rueda de prensa Guardiola, elogiando luego a Pinto por su calidad humana y por su compañerismo, y antes de alabar al Copenhague por su "intensidad".
Minutos después, fue Solbakken el encargado de comparecer ante los periodistas. El técnico nórdico atribuía la discusión con Guardiola a un malentendido por una traducción errónea o a una incapacidad para comprender su ironía. La alusión a que Pinto merecía cuatro o cinco partidos de suspensión en vez de dos y a que le daba igual que el portero viera el partido desde el banquillo o en su casa fue sólo una "broma", según Solbakken. "A Pep le informaron mal, hice un chiste noruego. Lo respeto, es uno de los mejores técnicos, fue un jugador excepcional. No le deseo nada malo, pero le contaron algo equivocado", explicaba.
Solbakken, no obstante, también insistía en que la única víctima del incidente en el Camp Nou había sido Santin y que debía proteger a su futbolista. "También es humano sentirse decepcionado porque ahora necesita más puntos. No le culpo", decía el preparador de Kongsvinger en referencia a Guardiola y al empate final (1-1) que no acabar de sellar el pase del Barcelona a octavos de final de la Liga de Campeones.