González se enfrentará a Federer en la final del Abierto de Australia tras vencer al alemán Haas
El chileno Fernando González dejó atónitos a los quince mil aficionados que se dieron cita en la Rod Laver Arena, al imponerse en un encuentro soberbio al alemán Tommy Haas por 6-1,6-3 y 6-1. En las estadísticas González destaca por sus 42 golpes ganadores en los 82 puntos que logró, además de cometer únicamente tres errores no forzados en los 91 minutos de exhibición. Ahora retará al mismo Roger Federer en la final de Melburne. González es el segundo chileno que luchará por el título tras la final de 1998 en la que Marcelo Ríos cayó ante el checo Petr Korda. De ganar se colocaría tercero del mundo, y si pierde, quinto. En ambos casos su mejor clasificación mundial.
LD (EFE) "Feña" se impuso al alemán Tommy Haas por 6-1, 6-3 y 6-1 en un encuentro soberbio en maestría y ejecución que hubiera firmado el propio número uno del mundo, Roger Federer, con 42 golpes ganadores en los 82 puntos que hizo, y cometiendo únicamente tres errores no forzados en los 91 minutos de exhibición.
Al pie de pista, González dijo que "ha sido un gran día, en los cuatro últimos partidos he jugado un gran tenis y estoy muy feliz. Durante muchos años jugué partido en los que terminaba con muchos errores no forzados, pero ahora me siento muy calmado. Roger es el número uno de lejos, pero mañana, perdón el domingo, solo será un partido más".
En el Día de Australia, González maravilló justo antes de que aparecieran los tradicionales fuegos artificiales que se disparan cada año, en conmemoración de esta fiesta nacional, a las orillas del río Yarra. Lo suyo más que un fuego de artificio fue una traca valenciana que impresionó a Haas.
El verdugo del español Rafael Nadal tuvo un comienzo arrollador al ganar los 11 primeros puntos del partido, y acabar el set inicial sin un solo error no forzado. El primero de ellos llegó en el juego de inicio de la segunda manga. Hasta entonces sus golpes ganadores fueron un sacrificio para Haas, semifinalista aquí en 1999 y 2002.
Pero a medida que avanzaba el partido, González no bajó su ritmo y eso que Haas no se entregó jamás. La lucidez del de Santiago contagió de emoción a toda la comunidad chilena que se volcó con él con sus tradicionales cánticos. Haas, mientras, se fue hundiendo paulatinamente. Cometió cuatro dobles faltas, algunas decisivas, y acabó con 21 errores no forzados, escupiendo rabia ante su impotencia.
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